APASEO EL ALTO, Gto.- El Cardenal Alberto Suárez Inda, por imposición de sus manos, confirió el orden sacerdotal a cuatro diocesanos y un religioso de la comunidad de Discípulos de Jesús, en el Templo parroquial del Sagrado Corazón de Jesús y San Andrés Apóstol, ubicado en Apaseo El Alto.
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A los nuevos presbíteros les mencionó que “el sacerdote no puede ser un hombre triste, ni amargado, ni frustrado, más bien debe contagiar optimismo y ser motivo de consuelo para los demás”.
Los ahora sacerdotes que son: padre José Guadalupe García Ramírez, padre José García Ruelas, padre Juan Pablo Ruiz Ortiz, padre José Alfredo Marcial Zúñiga y padre José Emmanuel Sánchez Guevara, llegaron al templo en compañía de familiares, junto a la comunidad católica que se congregó de Apaseo el Alto y alrededores para ser testigos de este magno evento, el cual se llevó a cabo este jueves 22 de agosto.
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Durante la homilía, el cardenal les dijo que no deben olvidar que el sacerdote debe permanecer en el amor de Dios, por lo que, es necesario que renueven todos los días y “con plena libertad las promesas que hacemos, superando las tentaciones, sin traicionar a aquel que nos llamó.
El camino del sacerdocio es exigente, implica la obediencia”. También les comentó que desde ahora se les confiará un destino y una tarea que deben cumplir con gusto, aunque implique sacrificio y, es que aseguró, “el mismo Jesús aprendió a obedecer padeciendo. La obra de Dios se realiza aceptando la cuz, renunciando a nuestros propios intereses y gustos. Un buen sacerdote se desgasta y está dispuesto a dar la vida trabajando con generosidad, de manera desinteresada, así encontrarán la perfecta alegría que Jesús les ha dicho a sus discípulos”.
“El sacerdote no puede ser un hombre triste, ni amargado, ni frustrado, más bien debe contagiar optimismo y ser motivo de consuelo para los demás. El verdadero ministro del Evangelio es quien vive las bienaventuranzas con el gozo y la esperanza que tanto necesita el mundo de hoy, sumido en tantos problemas, de modo que hay quienes pierden el sentido de la vida, tristemente, hay jóvenes cada vez más que se suicidan. Gran ayuda en los momentos duros es tener un amigo en quien confiar, por eso Jesús les pide que se amen los unos a los otros como Él los ha amado”.
Refirió que la fraternidad sacerdotal es el gran antídoto para liberarse del desaliento, por tal motivo, los nuevos sacerdotes participarán de un don compartido con todos los sacerdotes. Al finalizar su mensaje, los ahora sacerdotes se postraron ante el altar, mientras los asistentes rezaban e invocaban a la Santísima Trinidad.
Después el cardenal impuso sus manos para conferirles el sacramento y, al terminar, los presbíteros les impusieron las manos, como símbolo de ser acogidos por la familia sacerdotal. Posteriormente, Suárez Inda los invitó a ser hombres de oración y a que invoquen al padre con confianza en nombre de Jesús. Ya revestidos y como sacerdotes, los cinco ordenados participaron concelebrando la Sagrada Eucaristía.
CON ORDENACIONES SACERDOTALES PROMUEVEN VOCACIONES
Por otra parte, el padre José de Jesús Palacios Torres, contextualizó que en esta ocasión se decidió hacer las ordenaciones sacerdotales en otro municipio para promover las vocaciones y, es que, cuando estaba el primer obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Victorino Álvarez Tena, se ordenaba a cada uno en el lugar de origen.
Después, el sucesor, Monseñor Jesús Humberto Velázquez Garay, puso fecha y las ordenaciones eran el 24 de junio, 29 de junio y 8 de diciembre y se ordenaban a todos juntos en el Templo del Carmen, ya que decía que era mejor que se ordenaran todos juntos como sacerdotes. Si por alguna razón se tenía un evento en esas fechas en el Seminario Diocesano, se hacían ahí.
Posteriormente, Monseñor Lázaro Pérez Jiménez y Monseñor Benjamín Castillo Plascencia, continuaron con la misma modalidad en el Templo del Carmen y todos juntos. Ahora con Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, se decidió realizar las ordenaciones en diferentes municipios para la promoción vocacional. “Esta vez fue en Apaseo el Alto, después puede ser en cualquier otra ciudad que sea cabeza de un decanato”, concluyó el sacerdote.
