CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- El historiador Rafael Soldara Luna, director del Museo de Celaya, Historia Regional, dijo que el antiguo edificio denominado La Favorita está en absoluto abandono, y aunque en un principio fue de la iniciativa privada, cuando se realizó el fraccionamiento con el mismo nombre, pasó a ser propiedad del municipio, por lo que podría activarse en distintos proyectos al momento en que se retiren los trenes y recuperar los espacios que dejen las vías.
La Favorita vio a lo largo de sus años, el paso de diferentes eventos en Celaya, desde la bonanza industrial por la que pasaba Celaya, los duros años de la Revolución Mexicana, el desabasto de granos en la región y ya clausurada, lo que se mantiene de su antiguo casco, ha visto crecer a la mancha urbana al grado de que ésta se pierde entre la zona habitacional.
“Este espacio estaba estructuralmente más completo. Se ha ido desplomando. Tal vez el desplome más importante ocurrió en el 2015. Actualmente está muy dañado porque en una ocasión se incendió y colapsaron varios pisos, por lo que cerró sus puertas”, explicó.
Comentó que algo que ha quedado pendiente es recuperar algunas de las estructuras que todavía se encuentran en pie; y lo que se ha hecho, sobre todo para seguridad y protección de los vecinos del fraccionamiento La Favorita, es delimitar y dejar esa parte fuera.
“Lamentablemente ha sido un punto de resguardo de personas que viaja de manera informal, los migrantes que viajan por el tren y hacen su parada en la zona. Y sigue estando pendiente su intervención por falta de financiamiento y poder detonar un proyecto interesante que permita rescatar parte de la cimentación del espacio”, detalló.
Explicó que es importante su rescate porque es una de las primeras empresas que a fines del siglo XIX abrieron sus puertas en Celaya, lo que se llama como La Favorita, y que abrieron junto con otras como la Internacional o el Buen Tono.
Expuso que hace 15 años se pensó en la posibilidad de que el edificio pudiera rescatarse para una biblioteca, o para concentrar el archivo del municipio, pero fueron propuestos que hoy en día se necesita una valorización técnica de la estructura, y analizar los costos del proyecto porque significaría una reconstrucción que resuelva necesidades específicas.
En cuanto a los túneles, explicó que fueron conexiones hidráulicas con objetivo meramente industrial, aunque se ha especulado que es parte de una red intercomunicada, y si lo llegaran a ser, son redes de diferentes épocas, distintas dimensiones y objetivos diversos.
“La Favorita utilizaba mucha agua para la producción, y de alguna manera este sistema hidráulico subterráneo era para la conducción de grandes cantidades de agua, para eliminar desechos. Hay un aljibe en la parte interior, un ático, pero todo está colapsado y en abandono”, expuso.
APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA DESTILERÍA LA FAVORITA.
Rafael Soldara Luna.
La cronista de Celaya, Abigail Carreño (1921- 2006), relata que por el año de 1898 en Celaya se instalaron tres fábricas de alcohol: La Internacional, La Bética y La Favorita. Se dice que entre estas tres destilerías, se producía el 30% de alcohol que se consumía en el país. La favorita se encontraba al noreste de la ciudad, muy cerca del centro de la población, pues en aquellos años, la colonia conocida como la Alameda, se consideraba como una zona marginal del cetro histórico de Celaya, en la que existían sembradíos y agua con la que se podía irrigar, sin mencionar que la destilería se ubicó muy cerca de las vías del ferrocarril, con el fin de hacer más eficiente su producción.
De igual manera Abigail Carreño, en su investigación de nombre “Celaya de siempre”, narra que el capital de esta fábrica fue de 300 mil pesos, aunque argumenta que seguramente este número era mayor, pero esta cantidad fue la que se plasmó en la escritura.
El dueño de La Favorita, fue el francés Ulises Bezaury, quien puso en la dirección a su compatriota Augusto Veyan y bajo su mando, la fábrica funcionaba bajo una patente del Dr. Colette, especial para el sistema “amylo”, proceso novedoso para la elaboración de alcohol y que fue patentada para uso exclusivo de las fábricas de Celaya en México (Maldonado, 1998).
Gracias a la innovación bajo la cual se trabajaba, de 100 kg de maíz se extraían 40 litros de alcohol de la más alta calidad. La Favorita de igual manera era conocida por no desperdiciar su materia prima, pues adicional al alcohol que se producía, también se fabricaban 10 mil litros de ácido carbónico, filtraban el salvado que sacaban y con el proceso patentado creaban el 23% de aceite de maíz y todos los residuos que generaban, eran enviados a Europa, para la engorda de ganado.
Esta innovación en cuanto a su funcionamiento, fue lo que atrajo la atención del viajero italiano Adolfo Dollero, quien en su visita por México se refiere a La Favorita como una “refinería de alcoholes montada a la moderna… la mejor del país y la de mayor rendimiento”, en la que laboraban 200 obreros.
En los terrenos que rodeaban al caso de la fábrica, sembraban maíz, pues era la materia prima con la que trabajaban y poder lograr la producción de cinco millones de alcohol de 100 grados que reportaban anualmente y se distribuían en el mercado nacional y extranjero.
La antigua cronista Abigail, nos relata que después de tiempo se cambió la razón social de La Favorita y se denominó como “Ortega Casanova y Cía.", y se unió a la firma de "Sucesores de Eusebio González", con la finalidad de obtener un capital más fuerte e instalar el sistema de la casa E. Barbet, de París.
Abigaíl Carreño señala que, durante los Combates de Celaya, se usó la fábrica como estación de señales del ejército constitucionalista. Mientras que el mismo Álvaro Obregón señala que fue implementada como base de las tropas constitucionalistas frente los combates del 15 y 16 de abril, pues se asignaron reservas parciales pertenecientes 4.o Batallón de Sonora y dos compañías del 9.o y el Batallón de Ferrocarrileros, a los que se sumaron por órdenes de Obregón el día 14, los generales Maycotte y Triana.
Lo anterior es importante, porque fueron estas tropas de reserva quienes obligaron la retirada villista, pues a la orden de Obregón flanquearon a las tropas enemigas por la izquierda mientras que la infantería se desplazó por la derecha, realizando la maniobra de doble envolvimiento que diezmó la avanzada villista.
Tal fue la importancia de las batallas, que el 15 de enero de 1916, Venustiano Carranza junto con una comitiva compuesta por los generales Álvaro Obregón, Benjamín G. Hill; los gobernadores de Tamaulipas, Michoacán, Hidalgo y Tabasco, entre otros, arribaron a Celaya, para recorrer el campo donde se había librado el enfrentamiento.
El día 16 de enero, según comenta Juan Rodríguez Barragán, Carranza recorrió el campo donde se desarrollaron los combates, recibiendo explicaciones por parte de Obregón, Hill y Amaro. Posteriormente, se organizó un banquete para el Primer jefe en La Favorita, donde ofreció un discurso agradeciendo a los celayenses por las atenciones hacia su persona y reconoció la importancia que tuvieron los combates para la Revolución. En el campo de batalla, Carranza colocó la primera piedra del monumento dedicado a los caídos en Celaya y a Obregón se le concedió una medalla en nombre de la ciudad.
Durante estos años aún era gerente Augusto Veyan, mismo que vio cómo la fábrica fue consumida a causa de un incendio, ya que por ese tiempo no existía cuerpo de bomberos en la ciudad y los intentos por sofocar el fuego no tuvieron éxito.
En 1929 se volvió a poner en funcionamiento la fábrica bajo el financiamiento los señores Francisco Feizas y socios, bajo la supervisión de Ramón Viñuela. Durante este regreso, se produjo no solo alcohol, sino que también mieles, melazas, almidones y otros productos derivados del maíz. No obstante, debido a las protestas de la liga antialcohólica este regreso solo duró un año, debido a que esta liga se oponía a la quema de maíz para la producción de alcohol, razón por la que el entonces gobernador del estado Agustín Arroyo, la clausuró.
Años más tarde, Luis H. González adquirió la finca y sus terrenos en donde cosechó alfalfa. Posteriormente, en la administración municipal (1989-1991) presidida por el ingeniero Javier Mendoza Márquez, autorizó la construcción de un fraccionamiento a orillas del antiguo casco de la fábrica.
Cabe mencionar, que solo fungió el rol de fábrica, no de hacienda, como se llega a relatar por algunos celayenses.