CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- Aun con el incremento del 22% en el salario mínimo a partir del 1 de enero de 2022, existirá una brecha del 31% para que las familias promedio de clase baja con 3.9 integrantes satisfagan sus necesidades básicas, mencionó el economista Mauricio Hernández Mendoza; por su parte, las amas de casa coinciden con lo expuesto, ya que aseguran que en las últimas semanas el incremento de productos como la carne de res, pollo, aguacate, tomate verde, entre otros, las ha llevado a disminuir su consumo porque no les alcanza.
Hernández Mendoza, indicó que a nivel global se ha visto un alza general en los precios, siendo en México donde se ha venido profundizado más las consecuencias que tiene el alto nivel de inflación, porque conjuntamente con ello, en el país se está observando una contracción económica.
“Cuando de manera simultánea se presenta un incremento general de los precios, o sea, altos niveles de inflación, junto con una contracción general en el nivel de la economía se enfrenta un fenómeno macroeconómico llamado estanflación, estancamiento económico más inflación que es muy dañino para el bienestar de la población”.
Refirió que el sistema general de precios en la economía ha disminuido de forma importante el nivel de vida de las familias, ya que su ingreso no tiene la capacidad para solventar sus necesidades básicas, tal y como le sucede a las amas de casa María Rentería y Sandra Mondragón.
Durante un recorrido realizado por El Sol del Bajío en el mercado Hidalgo, la señora María Rentería comentó que en su hogar viven cuatro personas, pero con el alza de los precios en la carne de res, la cual pasó de 180 pesos el kilo a 190 pesos el kilo, dejó de consumirlo, al igual que el chile poblano, el cual pasó de 25 pesos el kilo a 60 pesos el kilo en una semana, ya que no le alcanza con los 200 pesos que tiene para la canasta básica del día.
De igual forma, la señora Sandra Mondragón refirió que en su casa viven cinco personas, sin embargo, con los 250 pesos que tiene para la canasta básica dejó de consumir carne, y pollo debido al alza de los precios, también dejó de comprar el jitomate, ya que dijo, pasó de 20 pesos a 45 pesos.
El economista indicó que aun con el incremento que habrá en el salario mínimo en México en 2022 que será de un 22%, una familia promedio de clase baja con 3.9 integrantes aproximadamente, quedará un 31% por debajo de satisfacción de sus necesidades básicas. “Nos referimos a que todos los integrantes de la familia puedan acceder a una canasta alimenticia y no alimenticia al mes”.
“Las necesidades de alimentación básica son cuando se satisfacen los requerimientos mínimos nutricionales definidos por la Comisión Nacional de Evaluación del Desarrollo Social por la Coneval, una canasta no alimenticia es aquella que contiene servicios básicos como salud, educación, agua, luz, entre otros, son bienes y servicios de primera necesidad”.
“Es muy desafortunado que aun con el incremento aprobado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos para el 2022, el ingreso de las familias de clase baja quedarán 31% por debajo del ingreso necesario para poder satisfacer las necesidades de todos los integrantes de la familia”.
Por otra parte, también en el mercado Hidalgo, comerciantes de verduras, carne roja y blanca, así como de tiendas de abarrotes, indicaron una baja en sus ventas, ya que los precios de algunos de sus productos incrementaron en las últimas semanas.
Maribel, quien tiene una pollería, indicó que el precio incrementó tres pesos, por lo que, pasó de 72 pesos a 75 pesos, sin embargo, dijo que “por esos pesitos de más a la gente ya no le alcanza para comprar el kilo, y ahora empiezan a llevarse menos o ya no se lo llevan”.
La señora Paty, quien tiene un puesto de verdura, mencionó que el aguacate tiene un costo de 60 pesos el kilo, cuando antes costaba entre 45 y 50 pesos, el chile poblano tiene un costo de 60 pesos el kilo cuando antes costaba 25 pesos, el limón ahora tiene un costo de 36 pesos cuando antes costaba 22 pesos, mientras que, el chile serrano se mantiene en 20 pesos y el tomate verde en 24 pesos.
Por su parte, el señor Filiberto, quien tiene una carnicería dijo que las ventas han bajado un 20%, ya que el kilo de bistec de res, ahora cuesta 190 pesos el kilo, cuando antes costaba 120 pesos, mientras que, el kilo de bistec de cerdo ahora cuesta 120 pesos, cuando antes costaba entre 100 y 105 pesos.
Asimismo, la señora Lucía, quien tiene una tienda de abarrotes, mencionó que la venta del aceite es la que ha disminuido considerablemente, ya que su costo incrementó a 55 pesos cuando tenía un costo de 39 pesos.
Todos indicaron que generalmente en la época decembrina los precios incrementan debido a la demanda, sin embargo, el economista Mauricio Hernández mencionó que aunque es natural que esto se dé hacia el final de cada año y principios del otro, este 2021 no se considera un ajuste natural, ya que rebasa un comportamiento natural de crecimiento de precios.
“De manera particular en México es natural que los precios suban entre el 2% y 4% que es el rango objetivo del Banco de México, sin embargo, cuando ocurre como ahora que estamos cercanos al 7.4%, es decir, estamos con el 80% por arriba del objetivo del Banco de México central, en este momento no podemos hablar de un crecimiento natural de precios”.
“Tenemos que reconocer que hay una inflación que está descontrolada, que los precios están subiendo más allá de lo que naturalmente dejan de subir y que eso tendrán impactos en el mediano plazo, en las familias mexicanas. Las proyecciones oficiales para el 2022 hablan de que la inflación seguirá todo el año por arriba del objetivo del Banco Central, por lo que sí es importante que las familias conozcan sobre el tema y tomen decisiones precisas para de una manera abatir los efectos negativos que pueden tener la inflación en ella”.
Ante este escenario, recomienda a las familias el priorizar de manera inteligente el gasto en los hogares, tener claro que el ingreso antes de cualquier otra tentación debe de destinarse a la satisfacción de las necesidades básicas, también dijo deben evitar en la medida de los posible el utilizar una tarjeta de crédito como una forma artificial de hacer crecer el ingreso, porque solo es un sustituto de medio de pago en efectivo y no es una forma de hacer crecer el ingreso.
