SAN MIGUEL DE ALLENDE, Gto.- La compañía Astillero Teatro llegó a El Sindicato Centro Cultural Comunitario en San Miguel de Allende donde presentó dos de sus puestas en escena enfocadas a toda la familia pero más al público infantil, la primera obra en presentar fue “Onomatopeyas” y concluyó con la puesta “Nadie quiere ser mi amigo”.
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Onomatopeyas es una obra sin diálogo, pero como su nombre lo dice, con muchas onomatopeyas, que dan a entender sentimientos y expresiones y así entiendes de lo que trata, pero básicamente habla de los primeros pasos de “Glu” y “E”, que van a acompañados de pequeños contratiempos, como el miedo, inseguridad, enojo, tristeza, pero también alegría, felicidad e imaginación a través de situaciones que conforman ese universo infantil donde los juegos, los amigos y otros seres familiares, como el "coco" o una "caja de sorpresa", son la materia prima para descubrir el mundo a través de las emociones, los colores y por supuesto, las onomatopeyas.
Esta obra es la descripción de las primeras etapas del desarrollo infantil que llevan a cabo dos niños que tienen experiencias sensoriales y físicas, ambos van descubriendo cómo va funcionando sus piernas, brazos, manos, cabeza además de ser atraídos por colores brillantes, olores, tacto, y un gusto por la música.
Además de todo lo que viven entre risas y juegos, también encuentran un gran reto y es la pérdida de su mascota que los hace sentir y descubrir diferentes sentimientos.
Nadie quiere ser mi amigo
La misma compañía Astillero Teatro presento tambien la obra “Nadie quiere ser mi amigo”, esta trata de Malaquías es un niño de seis años que acaba de perder a su padre, tiene problemas con su madre por querer pasar más tiempo con “Nadie” que con ella, y cada vez que va con la extraña Doctora Luz -especializada en meterse a las mentes de los niños–, se siente como si entrara a una cámara de tortura. Y todo porque a los demás les parece extraño, y hasta dañino, que prefiera pasar más tiempo con “Nadie” que con la gente que lo rodea.
Un día le llega una carta de su mamá, donde le explica que también está muy triste por la pérdida de su padre, que para ella era su mejor amigo. La madre del pequeño le recuerda todo lo bueno de su papá, los hot cakes esponjosos, los cuentos que le leía o las veces que lo cargaba en sus hombros.
Nadie le aconseja que le dé un regalo y Malaquías decide hacerle un dibujo; mientras lo traza, llega su mamá y los dos se piden perdón; ella le promete que le pondrá más atención y que no lo volverá a llevar con Bombillo.