GUANAJUATO, Gto.- (OEM-Informex).- Ángel Andrade, pasante de medicina que combate en la primera línea al coronavirus desde su trinchera como paramédico de la Dirección de Protección Civil Municipal de Guanajuato capital, nos narra la experiencia de enfrentar al enemigo invisible.
Desde el duro golpe emocional al estar alejado de sus seres queridos con el fin de protegerlos, hasta ser víctima de la enfermedad, es parte del día a día de los guerreros médicos.
A más de siete meses de que iniciara la emergencia sanitaria, Ángel sabe el riesgo que corre él y su familia, por lo cual se vio obligado a aislarse en una vivienda aparte, alejado de sus padres, hermanos y su pareja sentimental.
“Lo que yo hice, fue irme a mi casa, aislarme en mi casa, mi mamá se fue a vivir a otro lado con mis hermanos, mi novia en su casa con sus familiares y yo saliendo de aquí me iba a mi casa, me bañaba, me cambiaba y aislado completamente, porque yo tenía el miedo de que, si un día me contagiaba, podría contagiar a mis familiares”.
Así lo dio a conocer en entrevista con la Organización Editorial Mexicana.
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SE ENFERMÓ DE CORONAVIRUS
Los médicos a diario se exponen a ser un número rojo más durante la pandemia, muestra de ello es que Ángel, además de su labor médico, tuvo que combatir al virus que se internó en su cuerpo.
El contagio de Ángel se dio luego de que su padre, también médico, tuvo que ser internado en una sala especializada en la atención de Covid-19 luego de que contrajera la enfermedad.
Tras 10 exhaustivos días, su padre fue dado de alta, sin embargo, durante 20 días más se mantuvo en cama ya en su domicilio, aun con complicaciones, solo con la compañía de su hijo.
Ángel contrajo el virus, el cual también le generó severas afectaciones, al intervenir a su padre con inyecciones, la colocación de oxígeno y los cuidados necesarios para salir avante.
“Ya me dio el Covid-19, afortunadamente ya salí bien de la enfermedad, no tuve secuelas que pudieran repercutir o que yo supiera que pudieran repercutir en mi salud más adelante, pero si me sentí muy mal”.
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“Fue tanto mi miedo de que mi papá no saliera bien de esto que ya no quedaba otra al final que tenerlo solo con Oxígeno, porque ya no había tratamiento, no hay un tratamiento definido para la enfermedad, entonces fue tanto mi miedo que dije: yo lo cuido, necesitaba medicamento intravenoso, oxígeno suplementario, anticoagulante, necesitaba mucho medicamento que no cualquiera lo podría administrar”, detalló.
Ante la negativa de las personas a atenderse, las agresiones, el cansancio diario durante el combate, el golpe moral, en ocasiones generaron que Ángel pensara en abandonar su labor.
Sin embargo, orgulloso de su oficio, hoy continúa en la lucha pese a las afecciones tanto de salud como emocionales que ha dejado a su paso el coronavirus en Guanajuato.
“A estas alturas yo creo que ya no, llegó un tiempo en que sí pensé: que hago yo aquí, es pesado, ahorita con la contingencia es más porque aquí en el área pre hospitalaria a veces no duermes durante todo el día y te enfrentas aparte de no dormir en todo el día, no comer, te enfrentas a la negación de los familiares, de que en el momento en que tú les dices, es Covid-19, empieza un rechazo y hay agresiones hasta cierto punto”.
HA RECIBIDO INSULTOS Y ENFRENTADO MENTIRAS
Este valeroso médico ha enfrentado desde insultos por parte de ciudadanos que no comprenden el cansancio que hay detrás de cada organización de salud y el golpe moral que representa ver gente morir a manos del virus.
Ángel nos cuenta lo desgastante que es el lidiar con los engaños de las personas, que a fin de obtener un servicio mienten sobre los síntomas presentados. Confiados en la ciudadanía, los paramédicos acuden a dar atención sin el equipo de protección, sólo para confrontar a personas con severas complicaciones de salud por coronavirus, ocasionado por la resistencia a atenderse conforme a las recomendaciones sanitarias por parte de los ciudadanos.
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“Como nos mienten, siempre estamos nosotros con nuestras mascarillas, pero a la hora de atender el servicio vamos sin nuestro traje de protección, entonces llegas y te encuentras con que esa persona que habías llevado con síntomas de Covid-19, pero ahora ya está complicada, ya lleva dificultad respiratoria, ya lleva saturación, ya va con fiebre, ya va un poquito más delicada”.
Durante el pico de contagios, en tan solo un día, Ángel vio morir a dos personas, sin mencionar los múltiples traslados que se realizaron a personas con complicaciones, sumado a los reportes de accidentes vehiculares.
Comentó que, en una de las atenciones a una paciente con complicaciones, tras fallecer al interior de su domicilio por coronavirus, los familiares ignoraron toda medida sanitaria y rodeaban el lecho mortuorio de una víctima más.
“Y ese mismo día del pico, llegamos en la mañana, nos hicieron dos reportes de dos personas que ya no reaccionaban, entonces cuando llegamos, y es sorprendente porque al ingresar a la casa la persona ya no tenía signos vitales, tenía datos de que ya tenía horas de que había fallecido y a pesar de eso los familiares nos decían: es que ayer lo dieron de alta por Covid-19, y sin importar que ellos nos dijeron eso, había 10 personas alrededor de la cama”.
Este año, sin duda alguna es del sector de salud, son ellos quienes se merecen los honores, las palmas, las ovaciones por la incansable lucha que han librado, hoy con mucho afecto, respeto y total admiración, la Organización Editorial Mexicana (OEM) les desea un muy Feliz Día del Médico.