SAN MIGUEL DE ALLENDE, Gto. (OEM-Informex).- "A pesar de todo, he vivido una vida muy feliz, me gusta vivir aquí en San Miguel y no me siento mal por la vida que me tocó vivir", es lo que nos compartió en entrevista Juan Adrián López Hernández de 36 años de edad, quien debido a un padecimiento que le causó el nulo desarrollo de sus piernas, se le observa a diario cruzar por el centro de la ciudad a bordo de una patineta, pidiendo monedas a todos aquellos que se encuentra a su paso.
Adrián López originario de la colonia San Rafael y ahora habitante del Fraccionamiento Ignacio Ramírez, nos confesó haber nacido sin sus piernas y con algunos dedos de sus manos pegados; padecimiento que ni sus padres, ni un médico le explicaron de qué se trataba.
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Adrián dijo que lo único que le contaron cuando era niño, fue que el día que nació hubo un eclipse total en 1985, fenómeno natural al que le adjudicaron sus padres el padecimiento. "Decían ellos que era por un eclipse de 1985 que fue cuando yo nací, fue cuando fue todo eso del terremoto y quién sabe que tanto desastre hice al nacer". Platicó con risas el sanmiguelense.
López Hernández mencionó que a pesar de haber sido dura la vida en algunos momentos, no deja de sonreír y tener buena actitud con la gente. "Hace como 15 años yo tenía un empleo y de ahí me dediqué a esto de pedir limosna, sí he vuelto a pedir trabajo pero la gente no me da, una vez estuve un año pidiendo trabajo y no me quisieron contratar, me decían que no podía hacer las cosas o que el seguro no me cubre".
Adrián vive con una de sus hermanas, de la que dijo, es quien lo cuida y de la que está agradecido. "Ella es la que me atiende y se preocupa por mí, por eso yo acudo al centro a pedir alguna moneda, porque no quiero dejarle todo el peso a mi hermana. Yo ando en mi patineta que fue un regalo de un muchacho de Ocampo y desde entonces es con la que me muevo".
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Como a muchos, la llegada de la pandemia también afectó económicamente a Juan Adrián, pues mencionó que ya no recibía limosnas; sin embargo, durante las últimas semanas el regreso de los turistas a San Miguel le ha vuelto a beneficiar obteniendo más ingresos. "La verdad es que conmigo la gente nunca ha sido grosera, sólo los pequeñines se acercan a preguntarme que qué tengo, pero si le digo a los papás que se arrimen y me pregunten también, además no es malo saber que es mi discapacidad".
Para finalizar, este sanmiguelense sorprendió al responder que entre sus deseos no es obtener unas piernas u otra vida de lujos que le hiciera olvidar o retirar su discapacidad; Adrián López, dijo que lo único que el desea es llegar a tener su propia casa donde pueda vivir en paz. "Mis piernas pues la verdad no me hacen falta, yo soy feliz como soy. Yo sólo pediría mi casa propia para descansar bien y a gusto, sin que nadie me diga nada, pues es difícil depender de alguien más aunque sí estoy agradecido con mi hermana".