La primera vez que Los Amigos Invisibles entraron a un estudio no tenían ni experiencia ni instrumentos propios para grabar sus propias canciones. Eran básicamente “unos niños que no teníamos dinero y que pedimos prestado todo”, recuerda José Rafael Torres, bajista de la banda y conocido como Catire.
Los Amigos Invisibles iniciaron su historia en 1991, este 2021 cumplen 30 años como grupo y 25 de haber grabado su primer disco.
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Fue con ayuda de amigos y conocidos que la banda consiguió las herramientas para preparar A typical & autoctonal venezuelan dance band, álbum que marcó su debut y donde plasmaron toda su creatividad sin importar las reglas de la industria.
“El disco lo grabamos sin metrónomo”, recuerda al hablar del aparato que se utiliza para indicar el tiempo o las pulsaciones de las composiciones musicales.
“Si eres una persona que percibe eso, te das cuenta que el tempo de los temas varía dentro de la misma canción. Éramos jóvenes en esa época y nos parecía que tocar con metrónomo era una tontería hasta que luego descubrimos que este era el estándar de la industria”, afirma el músico.
La falta de experiencia en este disco, material que por primera vez se encuentra en plataformas digitales con una versión remasterizada, más que afectarles les dio un estilo único que atrajo las miradas de su público en Venezuela, pero también llamó la atención de uno de los artistas más influyentes del rock internacional: David Byrne.
“Ese disco tiene la energía y la ingenuidad al mismo tiempo y creo que de alguna manera eso fue lo que llamó la atención de David Byrne al escucharlo, porque es un material que no era comercial, que era muy raro, que debías tener un gusto raro para que te llamara la atención”.
Byrne adquirió el material en la tienda Tower Records de Nueva York, donde el grupo había logrado colocar 20 copias. Primero fue la llamativa portada lo que le llamó la atención y luego lo convenció lo que escuchó.
Así el exvocalista de Talking Heads llamó a la banda venezolana y les propuso trabajar con ellos, propiciando que el grupo fuera parte del sello discográfico Luaka Bop que Byrne había fundado y con lo que impulsó la carrera discográfica de los venezolanos.
La agrupación integrada por José Rafael Torres junto al vocalista Julio Briceño, Chulius y el percusionista Mauricio Arcas Mamel, alcanzó una fama internacional como precursores del rock alternativo en Venezuela, en un momento donde pocas bandas eran apoyadas para tener un éxito en mayor escala.
“El rock siempre se entendió como algo elitista en Venezuela hasta que en 1988 salió Sentimiento Muerto, la primera banda alternativa que pegó mucho en la radio y que a nosotros y nuestra generación nos inspiró. Eso creo un movimiento de muchos grupos en Caracas, un lugar donde había también muchos espacios para tocar; había un movimiento en esencia”.
Con tristeza, Catire recuerda la época de oro que vivió el rock venezolano en la década de los años ochenta y noventa, pues en la actualidad la industria musical no existe en el país sudamericano.
“Cuando llegó Hugo Chávez eso acaba por desaparecer. La industria quedó para artistas independientes. Y aunque nosotros nos manejamos así desde hace 15 años, no hubiéramos podido tener una carrera si una disquera no nos hubiera dado ese apoyo”, concluye el músico.
La versión digital y remasterizada de A typical & autoctonal venezuelan dance band incluye el audio-comentario de la canción favorita de cada uno de los miembros originales del grupo.