SALVATIERRA, Gto.- Con más de 80 canciones compuestas, tanto en letra como en música, Julio César Barrera Cornejo, espera que el 2024 sea de grandes éxitos musicales, promoción en radio y televisión, y seguir interpretando a los íconos de la música vernácula, desde rancheras, baladas y hasta modernas, porque su mayor felicidad, además de tener una familia unida, es compartir el don de cantar que la vida le ha dado, y que siempre ha compartido, como su canción “Lindo Salvatierra” y “Conciliación”.
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“Cantar es uno de los dones más grandes que puede tener una persona, porque con la música y letra se despiertan los mejores recuerdos de una persona, o de la pareja; se levantan sueños, nostalgia, deseos de seguir viviendo, de seguir luchando y de seguir amando a la esposa, a los hijos, a la vida misma”, dijo el cantautor que vive en San José del Carmen, Salvatierra.
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En entrevista realizada en tres puntos de Salvatierra, El Parque de El Sabinal, el Puente de Batanes, y en el Jardín Principal, frente a catedral de la Virgen de la Luz, patrona de Salvatierra, reconoció que no ha tenido la suerte que siempre ha soñado, porque la vida le ha dado duras lecciones, pero espera que en el 2024 le llamen para presentarse en fiestas de todo tipo, XV Años, bodas, cumpleaños, celebraciones, porque nació para cantar, para transmitir el sentimiento que ponga en vuelo los sueños del corazón. (Su teléfono 466 115 24 76).
De sus experiencias, además de haber conocido a Joan Sabastian, estuvo con el grupo El Recodo, y su director lo invitó a realizar una gira por todo México, pero para ese entonces tenía una novia que amaba, y cuando fue con la alegre noticia de ser parte de uno de los grupos más famosos del país, la novia lo desanimó, y terminó por quedarse en Salvatierra, pero en menos de un año acabó con la novia y ya no pudo recuperar la oportunidad.
“Estuve muchos años en caravanas artísticas en la Ciudad de México, en teatros, y desde un principio mi único oficio fue cantar y tocar guitarra, jamás he tomado bebidas alcohólicas, cero vicios, y por eso conservo mi voz. Si me invitan a cantar toda una noche, mientras más canto mucho mejor me sale la voz”, comentó en pleno río de El Sabinal, sobre una enorme piedra del tamaña de un vehículo.
Dijo que le gusta mucho cantar en misa, y por eso le han invitado a cantar a misas de cuerpo presente, en funerales canto alabanzas, y en ocasiones sale con su guitarra, con la fe de ser llamado para alegrar la vida a las personas.
Herrera Cornejo tiene 59 años de edad, nació en Ciudad Neza, en el Estado de México, pero desde los nueve años vive en San José del Carmen, Salvatierra. En 1983, durante un homenaje en el aniversario luctuoso de José Alfredo Jiménez, gana el segundo lugar del Premio Estatal de Intérpretes del autor Caminos de Guanajuato, en donde como jurado estuvo la prieta linda.
“Nos venimos a Salvatierra por una parcela que dejó el abuelo al morir, y desde los nueve años vivo en San José del Carmen. Mi mamá murió el día de su cumpleaños, el 7 de septiembre de 2001, de diabetes, y a mi papá lo mataron por envidias, seis meses después, en marzo de 2002”, cuenta entre sus oscuros pasajes de su vida.
El gusto por la música le nació cuando tenía cinco años de edad, en Monterrey en donde vivió tres años, gracias a un tocadisco que llevó su papá y escuchaba a Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, y desde entonces interpretaba las canciones completas de Antonio Aguilar, con sólo ver las películas.
Después regresa a Ciudad Neza, pero casi de inmediato cambian de residencia a Salvatierra, y en 1980 entra con el grupo Los Caprichosos, en Celaya, en donde aprende teclado y guitarra; tres años después viaja a la Ciudad de México y trabajan en la fábrica de discos Peerless, y vio grabar a Beatriz Adriana, Juan Zaizar.
“Después conozco al maestro Martín Plata, compañero de Luis Aguilar en las películas, que me enseña canto y aprendo mejor el teclado y la guitarra; y tiempo después doy clases de vocalización. Por eso no me canso de cantar porque tengo bien entrenadas mis cuerdas vocales”, expuso.
Ha cantado con mariachi, en teatros y plazas; llegó a salir en televisión en Pachuca, en donde era conocido como el Jilguero, y gana un primer lugar al cantar el guapango “El pastor”, que interpretó Miguel Aceves Mejía.
“Siempre me ha gustado entonar, tengo la cualidad de que puedo hacer primera voz, segunda voz, coros, falsetes; me gusta ponerme retos, por ejemplo, canciones de huapango y las canto en tonos originales. Puedo cantar al estilo de Los Ángeles Negros, Grupo Indio, Los Bondadosos de Pegaso, pero tengo mi voz original”, explicó al caminar en el puente de Salvatierra.
Su primer guitarra era de Paracho, Michoacán, con la que cantó al lado de Lucha Villa, Antonio Zamora y con Los Humildes, y cuando estaba con el grupo Los Vagos de Maravatío, compuso la canción El Viajero, junto con Roberto Sierra, también de San José del Carmen, pero Roberto se quedó con todo el crédito, otro amargo episodio.
“Yo fui el de la idea para la letra y música, porque era para un concurso a nivel nacional, gana Roberto y aunque habían quedado en ir por partes iguales, no le entrega ni un peso, y además dijo desde entonces que la canción era de su autoría, canción que ha cantado Luis Miguel, pero hasta la fecha no he tenido ninguna ganancia por mi talento como compositor”, contó y después cantó mientras caminaba en el Jardín Principal, con rumbo a la catedral.
Para concluir, dijo que ha compuesto muchas canciones, tanto letra y música, porque está enamorado de la vida, y porque busca llegar al corazón de las personas para hacerlas feliz, despertando recuerdos.
