/ viernes 22 de octubre de 2021

Dan último adiós al director Felipe Cazals en los Estudios Churubusco

Cineastas, actores y miembros de la industria le rinden homenaje en los Estudios Churubusco

Al pie de la estatua del Ariel, en los Estudios Churubusco y rodeado de su familia, amigos y los fieles seguidores de su cine, fue despedido Felipe Cazals, tal como él lo pidió.

Aquel hombre de rasgos duros y una seriedad intimidante, que siempre cubrió su cabeza con una gorra como amuleto de la suerte, fue recordado por sus cercanos como un hombre cabal.

Jorge Fons lo descubrió, lo desprendió de esa seriedad que le caracterizaba para recordarlo en las tertulias que durante décadas tuvieron: "En confianza le gustaba decir chistes, bromear y hacer travesuras", recuerda.

Lo cierto es que al director de Canoa y El año de la peste se le tenía que ir de frente, sin rodeos: "Odiaba la mentira, la vulgaridad. Podías ser muy cercano a él, pero recordando siempre que había que hablar con la verdad", afirma Fons.

Y con la verdad se le despidió. La productora Bertha Navarro no ocultó sus lágrimas, María Novaro, la directora del Imcine, suspiró y en más de una ocasión tuvo que secar su llanto. El ganador del Oscar, Eugenio Caballero, volteaba al techo cuando alguien contaba una anécdota con Cazals. Y María Rojo sonreía bajo su cubreboca cuando alguien recordaba su larga filmografía, hasta que las lágrimas se le escapaban de nuevo.

"Felipe no tenía familia", mencionó su viuda, Rosa Eugenia Báez cuando recibió para su esposo la Medalla al Mérito del Director por 50 años de trayectoria. "Su familia era el cine mexicano y sus amigos eran su familia.

"Felipe siempre decía que la vida era nosotros. Y sí. Él pudo hacer el cine que hizo gracias a todos ustedes. A sus amigos productores, a actores y actrices, a sus asistentes que lo querían tanto, a los directores de los estudios", compartió.

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Un cáncer de esófago se llevó a Felipe Cazals el sábado pasado. Pero antes de partir de México, al que retrató de mil formas, se despidió de sus amigos. "El jueves 14 de octubre a las 9:34 compartí con Felipe", recordó María Rojo. "Le dije: ¿Ya estás viendo el mar? Y me respondió: ‘Viendo atardeceres, María. Besos. Me voy ya’".

Lo que no se va es su filmografía. Más de 30 películas que van a quedar para la posteridad. Así lo prometió la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto en el acto.



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Al pie de la estatua del Ariel, en los Estudios Churubusco y rodeado de su familia, amigos y los fieles seguidores de su cine, fue despedido Felipe Cazals, tal como él lo pidió.

Aquel hombre de rasgos duros y una seriedad intimidante, que siempre cubrió su cabeza con una gorra como amuleto de la suerte, fue recordado por sus cercanos como un hombre cabal.

Jorge Fons lo descubrió, lo desprendió de esa seriedad que le caracterizaba para recordarlo en las tertulias que durante décadas tuvieron: "En confianza le gustaba decir chistes, bromear y hacer travesuras", recuerda.

Lo cierto es que al director de Canoa y El año de la peste se le tenía que ir de frente, sin rodeos: "Odiaba la mentira, la vulgaridad. Podías ser muy cercano a él, pero recordando siempre que había que hablar con la verdad", afirma Fons.

Y con la verdad se le despidió. La productora Bertha Navarro no ocultó sus lágrimas, María Novaro, la directora del Imcine, suspiró y en más de una ocasión tuvo que secar su llanto. El ganador del Oscar, Eugenio Caballero, volteaba al techo cuando alguien contaba una anécdota con Cazals. Y María Rojo sonreía bajo su cubreboca cuando alguien recordaba su larga filmografía, hasta que las lágrimas se le escapaban de nuevo.

"Felipe no tenía familia", mencionó su viuda, Rosa Eugenia Báez cuando recibió para su esposo la Medalla al Mérito del Director por 50 años de trayectoria. "Su familia era el cine mexicano y sus amigos eran su familia.

"Felipe siempre decía que la vida era nosotros. Y sí. Él pudo hacer el cine que hizo gracias a todos ustedes. A sus amigos productores, a actores y actrices, a sus asistentes que lo querían tanto, a los directores de los estudios", compartió.

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Un cáncer de esófago se llevó a Felipe Cazals el sábado pasado. Pero antes de partir de México, al que retrató de mil formas, se despidió de sus amigos. "El jueves 14 de octubre a las 9:34 compartí con Felipe", recordó María Rojo. "Le dije: ¿Ya estás viendo el mar? Y me respondió: ‘Viendo atardeceres, María. Besos. Me voy ya’".

Lo que no se va es su filmografía. Más de 30 películas que van a quedar para la posteridad. Así lo prometió la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto en el acto.



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