FORTH WORTH, Texas.- A unos días de que se conmemore el 101 aniversario del natalicio de John F. Kennedy, su estatua luce perenne frente al hotel donde pasó la última noche antes de ser asesinado en Dallas, el 22 de noviembre de 1963.
El expresidente Kennedy y su esposa Jacqueline durmieron en la suite marcada con el número 850 del entonces lujoso y monumental Hotel Texas, hoy conocido como el Hotel Hilton.
Para agasajarlos, la decoración típica de la habitación fue cambiaba por obras de artistas como Pablo Picasso, Herny Moore y Vincent van Gogh, entre otros. El detalle agradó tanto a la Primera Dama que, dicen, se negaba a abandonarla.
Fue de ese hotel donde partió el Lincoln Continental Convertible (1961) que llevaría al mandatario a su destino final, por lo que en tributo a su estancia, frente a sus instalaciones se creó una pequeña plaza rodeada de flores que destaca por la efigie en bronce de John F. Kennedy.
Detrás de ella, sobre una pared, se lee: John Fitzgerald Kennedy, president of the United States, así como una de sus afamadas frases: “A man may die, nations may rise and fall, but an idea lives on” (Un hombre puede morir, las naciones pueden subir y bajar, pero la idea sigue viva).
“Aunque en las primeras horas de la mañana la lluvia era fría e intensa, miles de personas se reunieron frente al Hotel Texas para ver y recibir a nuestro presidente. La lluvia cesó y el presidente Kennedy se presentó para saludarlas”.
Son las palabras de Jim Wright, congresista de Fort Worth y vocero de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en aquel entonces. Las mismas fueron plasmadas en inglés y español sobre otro de los paneles de granito del monumento que, con el paso del tiempo, se ha pulido en elegancia.
“Se había erigido una plataforma global para su discurso, pero el presidente Kennedy comenzó a dar pasos directamente entre la efusiva multitud mientras estrechaba varias manos. Agradeció al numeroso y empapado público y declaró: ‘En Fort Worth no hay falta de ánimo y valor’”, continúa el mensaje.
Durante su alocución, Kennedy habló acerca de la economía global y la defensa nacional. También se refirió a las ambiciones que tenía Estados Unidos con respecto a la conquista del espacio y el rol de Fort Worth en la historia de la aviación.
En algunas de las placas aledañas al tributo en honor a JFK, se capturó parte de este discurso. También se aprecian tres exhibiciones fotográficas: una al lado de su esposa Jacqueline, quien porta el atuendo rosa de Chanel que alcanzó fama tras mancharse de sangre cuando balearon al entonces mandatario.
En otra imagen, se observa a Kennedy saludando a miles de habitantes emocionados y en una más se le ve sonriente hablando frente al pódium mientras atrás aplaude su séquito.