/ viernes 4 de diciembre de 2020

Decidimos tomar el barco, aferrarnos, dice Dogo ante coronavirus

Durante los primeros meses de la cuarentena, los productos de cloro, limpiadores líquidos y detergente para trastes fueron los más consumidos

La pandemia del coronavirus se presentó como una tempestad en medio de alta mar, donde sólo los barcos con capacidades de reconversión y lanchas para naufragios pudieron sobrevivir.

El avistamiento de la marejada llegó en febrero de 2020, cuando DOGO, la empresa mexicana que vende productos de limpieza a granel, decidió certificar ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) sus productos especializados en la desinfección para hacer frente a la emergencia sanitaria que estaba por comenzar.

➡️ Descarga aquí A un año... Historia breve del Covid-19

“Muchos pensaron que la pandemia duraría sólo tres meses. Nosotros decidimos tomar el barco, aferrarnos a él, y cambiar nuestra estrategia para sobrevivir. A partir de entonces comenzamos a obtener permisos para vender todo tipo de productos que cumplieran con la calidad necesaria y así ayudar a las familias mexicanas”, dijo José Antonio Morales, director comercial de DOGO, en entrevista con El Sol de México.

Durante esta travesía, la marca con más de 40 años de presencia en el país vio nublado el panorama ante el cierre de negocios y sectores estratégicos de ventas, pues ocurrió la pausa temporal de hoteles, autolavados y lavanderías que no soportaron la crisis económica.

Estos comercios eran la principal fuente de ingresos por ventas de DOGO, pero con el paso del tiempo las cosas mejoraron con la demanda de gel antibacterial y productos desinfectantes de superficies, principalmente, con contenido de cloro.

Según la consultora Nielsen México, durante los primeros meses de la cuarentena, los productos de cloro, limpiadores líquidos y detergente para trastes fueron los más consumidos por las personas.

También se incrementaron las compras de productos de higiene personal, como jabones de tocador, shampoo, enjuagues bucales, entre otros.

“Nuestros productos de desinfección representaron 40 por ciento de nuestras ventas totales entre marzo y abril. Aunque al día de hoy ya la tendencia ya se normalizó, porque ya hay otras empresas en este rubro, creemos que lo más importante es dar artículos de calidad”, agregó Morales.

En medio de la tormenta que causó el cierre de empresas y destrucción de empleo, DOGO recibió nuevos inversionistas y sus puntos de venta aumentaron 25 por ciento en el país.

El modelo de esta cadena se basa en que cualquier persona puede vender los productos de la firma. Para ello, se estudia el perfil del candidato y posteriormente recibe la aprobación para montar su centro de distribución.

Las inversiones que recibió la empresa en este tiempo fueron para colocar socios en el norte de México, principalmente en Tecate, Tamaulipas y Mexicali, con quienes el próximo año incursionará en el mercado de Estados Unidos.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, porque, según José Antonio Morales, también recibieron peticiones de grandes empresarios o negocios familiares de antaño que tuvieron que cerrar y vieron en DOGO una oportunidad para invertir el último capital disponible.

“Tuvimos la oportunidad de sobrevivir, porque muchos de los segmentos del mercado desaparecieron. En esta tormenta muchos barcos se hundieron, porque no tuvieron la capacidad de reconvertirse rápidamente”, manifestó.

Como parte de los “salvavidas y lanchas” que tuvo la empresa, destacó el desarrollo de productos de limpieza a bajo costo, como el gel antibacterial, que incluso tuvo que ser limitado a la venta de cuatro kilos por persona.

Lo importante, dice Morales, era ofrecer este insumo a toda la población, sin descuidar el inventario, que cumpliera con las especificaciones exigidas por las autoridades sanitarias del país. De hecho, ese fue uno de los retos que enfrentó la empresa, pues comenzaron a surgir imitaciones de productos que carecían de propiedades antibacteriales.

Luego de incursionar con el gel, el público de DOGO comenzó a buscar productos desinfectantes de superficies, principalmente, aquellos que pudieran eliminar el coronavirus o la influenza, sin dañar los artículos a limpiar.

Todavía navegando en aguas misteriosas, José Antonio Morales cree que 2021 vendrá cargado de retos y oportunidades, tanto en materia económica como de salud.

Por un lado, la empresa seguirá innovando productos que antes no desarrollaba, pero está consciente de que competirá con otras grandes marcas del mercado.

“Estamos viviendo una etapa en donde tenemos que aprender a convivir con el virus, entonces la gente necesita nuevos productos, que cada vez sean más accesibles, pero que también sean amigables con el bolsillo porque el desempleo pegó, pero la salud siempre será una prioridad”, concretó.

CLORALEX SE SUBE A LA OLA

Uno de los grandes barcos que navegó por la pandemia del coronavirus y fijó un nuevo rumbo en su negocio fue Cloralex.

La compañía mexicana tuvo que probar suerte en productos como toallitas, spray y aerosol desinfectante. Gracias a ello, según Iván Balderrama, gerente de marca de la empresa, se duplicaron las ventas durante los primeros meses de la crisis sanitaria y pudieron sortear el resto de 2020.

A pesar de tener 71 años en la industria del país, el directivo aseguró que tuvieron que abrirse paso entre otros competidores del mercado que ya contaban con estos artículos dentro de su catálogo de productos.

La estrategia que tomaron fue monitorear el avance del Covid-19 y su impacto en el país desde enero pasado. Luego, se aseguraron detener inventario suficiente para satisfacer la demanda interna.

Esta última tarea fue posible gracias a las cinco plantas de producción con las que cuenta en México, aunque el abastecimiento en todas las tiendas fue un reto logístico, pero no imposible de cumplir en el corto plazo.

La pandemia del coronavirus se presentó como una tempestad en medio de alta mar, donde sólo los barcos con capacidades de reconversión y lanchas para naufragios pudieron sobrevivir.

El avistamiento de la marejada llegó en febrero de 2020, cuando DOGO, la empresa mexicana que vende productos de limpieza a granel, decidió certificar ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) sus productos especializados en la desinfección para hacer frente a la emergencia sanitaria que estaba por comenzar.

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“Muchos pensaron que la pandemia duraría sólo tres meses. Nosotros decidimos tomar el barco, aferrarnos a él, y cambiar nuestra estrategia para sobrevivir. A partir de entonces comenzamos a obtener permisos para vender todo tipo de productos que cumplieran con la calidad necesaria y así ayudar a las familias mexicanas”, dijo José Antonio Morales, director comercial de DOGO, en entrevista con El Sol de México.

Durante esta travesía, la marca con más de 40 años de presencia en el país vio nublado el panorama ante el cierre de negocios y sectores estratégicos de ventas, pues ocurrió la pausa temporal de hoteles, autolavados y lavanderías que no soportaron la crisis económica.

Estos comercios eran la principal fuente de ingresos por ventas de DOGO, pero con el paso del tiempo las cosas mejoraron con la demanda de gel antibacterial y productos desinfectantes de superficies, principalmente, con contenido de cloro.

Según la consultora Nielsen México, durante los primeros meses de la cuarentena, los productos de cloro, limpiadores líquidos y detergente para trastes fueron los más consumidos por las personas.

También se incrementaron las compras de productos de higiene personal, como jabones de tocador, shampoo, enjuagues bucales, entre otros.

“Nuestros productos de desinfección representaron 40 por ciento de nuestras ventas totales entre marzo y abril. Aunque al día de hoy ya la tendencia ya se normalizó, porque ya hay otras empresas en este rubro, creemos que lo más importante es dar artículos de calidad”, agregó Morales.

En medio de la tormenta que causó el cierre de empresas y destrucción de empleo, DOGO recibió nuevos inversionistas y sus puntos de venta aumentaron 25 por ciento en el país.

El modelo de esta cadena se basa en que cualquier persona puede vender los productos de la firma. Para ello, se estudia el perfil del candidato y posteriormente recibe la aprobación para montar su centro de distribución.

Las inversiones que recibió la empresa en este tiempo fueron para colocar socios en el norte de México, principalmente en Tecate, Tamaulipas y Mexicali, con quienes el próximo año incursionará en el mercado de Estados Unidos.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, porque, según José Antonio Morales, también recibieron peticiones de grandes empresarios o negocios familiares de antaño que tuvieron que cerrar y vieron en DOGO una oportunidad para invertir el último capital disponible.

“Tuvimos la oportunidad de sobrevivir, porque muchos de los segmentos del mercado desaparecieron. En esta tormenta muchos barcos se hundieron, porque no tuvieron la capacidad de reconvertirse rápidamente”, manifestó.

Como parte de los “salvavidas y lanchas” que tuvo la empresa, destacó el desarrollo de productos de limpieza a bajo costo, como el gel antibacterial, que incluso tuvo que ser limitado a la venta de cuatro kilos por persona.

Lo importante, dice Morales, era ofrecer este insumo a toda la población, sin descuidar el inventario, que cumpliera con las especificaciones exigidas por las autoridades sanitarias del país. De hecho, ese fue uno de los retos que enfrentó la empresa, pues comenzaron a surgir imitaciones de productos que carecían de propiedades antibacteriales.

Luego de incursionar con el gel, el público de DOGO comenzó a buscar productos desinfectantes de superficies, principalmente, aquellos que pudieran eliminar el coronavirus o la influenza, sin dañar los artículos a limpiar.

Todavía navegando en aguas misteriosas, José Antonio Morales cree que 2021 vendrá cargado de retos y oportunidades, tanto en materia económica como de salud.

Por un lado, la empresa seguirá innovando productos que antes no desarrollaba, pero está consciente de que competirá con otras grandes marcas del mercado.

“Estamos viviendo una etapa en donde tenemos que aprender a convivir con el virus, entonces la gente necesita nuevos productos, que cada vez sean más accesibles, pero que también sean amigables con el bolsillo porque el desempleo pegó, pero la salud siempre será una prioridad”, concretó.

CLORALEX SE SUBE A LA OLA

Uno de los grandes barcos que navegó por la pandemia del coronavirus y fijó un nuevo rumbo en su negocio fue Cloralex.

La compañía mexicana tuvo que probar suerte en productos como toallitas, spray y aerosol desinfectante. Gracias a ello, según Iván Balderrama, gerente de marca de la empresa, se duplicaron las ventas durante los primeros meses de la crisis sanitaria y pudieron sortear el resto de 2020.

A pesar de tener 71 años en la industria del país, el directivo aseguró que tuvieron que abrirse paso entre otros competidores del mercado que ya contaban con estos artículos dentro de su catálogo de productos.

La estrategia que tomaron fue monitorear el avance del Covid-19 y su impacto en el país desde enero pasado. Luego, se aseguraron detener inventario suficiente para satisfacer la demanda interna.

Esta última tarea fue posible gracias a las cinco plantas de producción con las que cuenta en México, aunque el abastecimiento en todas las tiendas fue un reto logístico, pero no imposible de cumplir en el corto plazo.

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