LEÓN, Gto.-(OEM-Informex).- Mejor, imposible. Nacho González, “Corazón de León”, ha corrido el telón de una brillante carrera en las canchas y lo hizo levantando el octavo título en la historia del Club León.
Era su momento, como también lo fue en la final de ascenso y en el bicampeonato. La noche apuntaba para que el playera 35 de La Fiera se despidiera como los grandes.
Tras el silbatazo final vino el júbilo, las lágrimas, los abrazos, la felicidad en su máximo esplendor y que por supuesto contrastó con el lado perdedor, en este caso el de unos Pumas que pelearon, resultaron ser dignos finalistas, sin embargo, la corona por fin se tiñó en verde y blanco.
➡️Suscríbete a nuestra edición digital
Por el podio desfilaron todos, absolutamente todos, jugadores, cuerpo técnico, staff y la directiva que es encabezada por Jesús Martínez Murguía. Quien entregó el trofeo al mandón del Guard1anes 2020 fue Enrique Bonilla, presidente saliente de la Liga MX.
Cota, Navarro, Aquino, Gigliotti, Tesillo, Barreiro, Mosquera, “El Avión” Ramírez, Meneses y hasta Mena que volvió a tener una noche complicada de final, la realidad es que nadie se quiso quedar al margen del festejo. Las medallas de campeón lucieron en cada uno de los integrantes de la escuadra verdiblanca.
Y el momento esperado llegó, a escena apareció Nacho González, quien junto al “Chapito” Montes, en una estampa que quedará para la historia, puso en todo lo alto el trofeo de campeón, ese que ahora reposará en las ya nutridas vitrinas del Club León.
“Dos años lesionado y soñaba con una escena así, levantar el trofeo con “El Chapo” que aparte en este juego me dio el gafete de capitán, eso la verdad que es de hermanos y es una acción que representa lo que somos, una gran familia”, manifestó Nacho en plena celebración donde “El Ángel del Gol”, Jean Meneses y Yairo Moreno, portaron las banderas de sus respectivos países.
Mientras tanto, el otro Nacho, el “domador”, el de apellido Ambriz, reunió a su gente en un rincón del campo para dar su mensaje: “Esto nos ha costado dolor, lágrimas, sufrimiento y ya es nuestra, gracias muchachos, somos campeones”.
Luego la fiesta no se detuvo, pasó a los vestidores, aunque si se extrañó esa celebración con la afición cuerera que en esta ocasión tuvo que alentar desde la distancia.