Hoy resulta fácil decir que Sor Juana Inés de la Cruz es un símbolo de la pasión por la sabiduría, la literatura y el conocimiento. Sin embargo, para ella, el acceder al conocimiento no fue nada sencillo. Sobre todo, porque tuvo que enfrentarse a una sociedad profundamente patriarcal, para la cual ese era un privilegio vedado a la mayoría de las mujeres, a menos que lograran “deslizarse por la puerta entreabierta de la corte y de la Iglesia”, como bien recordaba el poeta Octavio Paz, en su libro sobre esta ilustre monja, Las trampas de la fe.
La ópera La sed de los cometas, que se estrenará mundialmente en la Sala Nezahualcóyotl los próximos 30 de septiembre y 2 de octubre, relata precisamente ese lado de la historia de la también conocida como “Décima musa”, a través de la composición musical de Antonio Juan-Marcos y el libreto de la escritora Mónica Lavín, en la primera incursión de ambos en el género operístico.
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“El centro de esta obra es mostrar cómo la sed de conocimiento y el enorme talento que tenía Sor Juana Inés de la Cruz se desbordaron más allá de los límites permitidos para una mujer en su época. Pero también aborda el modo en que su tenacidad la llevó a tener varios problemas que terminaron conduciéndola hacia una ‘penitencia obligada’ que la alejó cada vez más de su esencia”, explica el director musical Antonio Juan-Marcos, en entrevista con El Sol de México.
A partir de tres actos que evocan manifestaciones de la naturaleza como símbolos del desarrollo del personaje de Sor Juana (el agua, el viento, un eclipse de sol, y el fuego); se relatan las complicidades, intrigas y dificultades que vivió la monja, ya consolidada como poeta y pensadora, dentro de la corte.
De este modo se recuerdan grandes momentos en la biografía de la monja, como son su amistad con el bachiller Carlos Sigüenza y Góngora; la escritura de su famoso texto Neptuno alegórico, el cual realizó para celebrar la llegada de los virreyes Tomás de Cerda y Aragón y María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga; las discusiones, apoyos y conflictos con su confesor Antonio Núñez de Miranda; la estrecha amistad que mantuvo con la virreina y los motivos que la llevaron a de pronto cambiar sus intereses y que la apartaron del mundo activo de la cultura.
“La colaboración con Mónica Lavín fue muy estrecha. Al ser la primera ópera para ambos, hemos aprendido mucho; entre otras cosas, a guardar una economía del lenguaje, porque en el caso de una ópera el sonido expande y amplifica las palabras, da mucha carga emotiva. Por eso es que pulimos tanto el libreto.
“Pero también tuvimos que aprender a delimitar la historia. Hay tanto que se puede decir sobre Sor Juana, desde su cocina hasta la estructura de sus villancicos y su vida antes y después del convento; sin embargo, nos enfocamos en mostrar a esa Sor Juana en resistencia que queríamos mostrar”, agrega el director sobre su colaboración con Mónica Lavín, que escribió anteriormente la novela Yo la peor, que también aborda la biografía de la autora del mítico poema Primero sueño.
Aunque Antonio Juan-Marcos no había incursionado en la ópera como tal, ya había hecho algunas composiciones de monogramas sobre obras literarias que tuvieron gran aceptación entre la crítica, entre ellos destaca su composición Amanece, que está inspirada en poemas de Octavio Paz en conmemoración del centenario de su nacimiento y con el que ganó el American Prize en 2018,
Esta obra fue comisionada por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM para formar parte del Festival CulturaUNAM que se le celebrará del 30 de septiembre al 16 de octubre. La función del viernes 30 de septiembre será a las 19:00 horas, y la del domingo 2 de octubre a las 18:00 horas.