Al grito de “¡Que viva México!” y con gran espíritu revolucionario, los artistas Guillermo Monroy y Arturo Estrada, conocidos también como los últimos sobrevivientes de “los Fridos”, fueron reconocidos junto con Geles Cabrera, primera escultora en la historia de México, con la Medalla de Oro de Bellas Artes.
El acto, que tuvo lugar en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, significó el reconocimiento pendiente de estos artistas de 100, 99, y 98 años de edad respectivamente, cuyas obras formaron parte y contribuyeron de forma significativa en la historia del arte y la cultura mexicana durante el siglo XX.
Guillermo Monroy, un revolucionario amoroso
Con un vigor sorprendente, Guillermo Monroy agradeció este reconocimiento a la “lucha social”, ya que, dijo, por ella que pudo desarrollar su “sensibilidad revolucionaria”, la cual, aseguró lleva en sus entrañas.
“No podría dejar de pintar mientras haya lucha social porque formo parte de ella. Dondequiera que he estado debido a que empecé a formarme junto con grandes compañeros de la plástica mexicana, como fueron mi queridísima e inolvidable maestra Frida Kahlo, el maestro Diego Rivera, Siqueiros, José Clemente Orozco y Chávez Morado. A todos ellos Muchas gracias”, dijo el muralista.
El artista plástico, cuya obra de caballete se ha exhibido tanto en México como en el extranjero, mientras la muralista forma parte de proyectos monumentales como el Centro SCOP, habló sobre la relación que tiene la “lucha contra el capitalismo salvaje” y su forma de pintar, la cual el nombra “plástica, revolucionaria y amorosa”: “¿Por qué es amorosa? Porque al mismo tiempo que luchamos yo aprendí a querer a los animales, a los niños, a las flores, las nubes y todo lo que hay aquí en México”, comentó.
Arturo Estrada, el alumno-maestro agradecido
Arturo Estrada agradeció “la fuente invaluable de inspiración y aprendizaje” que tuvo de su relación con algunos de los artistas más importantes del país.
Su influencia ha sido fundamental en mi evolución como pintor y ha dejado una huella imborrable en mi obra. Cada trazo, cada color y cada composición que he plasmado en mi obra están imbuidos de la sabiduría y el espíritu con quienes tuve el honor de convivir.Arturo Estrada.
Estrada también agradeció haber sido maestro, en varias instituciones, entre ellas la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. “Ver a mis estudiantes crecer, desarrollar su propio estilo y encontrar su mundo en el arte es una satisfacción que no tiene comparación”, dijo.
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“Este reconocimiento no sólo celebra mi trabajo y dedicación, sino que también es el homenaje a todos aquellos que me han acompañado en este viaje: mi familia, mis colegas, mis alumnos y cada persona que han sido parte de mi vida y mi carrera”, agregó.
Geles Cabrera, la escultora de su mundo
Sin poder hablar y en silla de ruedas, pero con una emoción que no podía ocultar en el rostro, la escultora Geles Cabrera recibió su medalla, luego de ser reconocida pionera de la escultura mexicana en un momento en que esta disciplina era dominada por hombres.
También se le recordó por su importante labor como incansable promotora del arte, como fundadora del icónico Salón de Plástica Mexicana a mediados del siglo XX.
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“El trabajo de hacer arte, el trabajo creador, implica una intención profunda de expresar su propio mundo. Cuando logras que los espectadores puedan ser parte de ese mundo, y apreciarlo, es cuando sabes que lo has hecho bien y que perdurará en el tiempo”, dijo Rafael Cano, en representación de su madre.