Entre el semi desierto y los bosques húmedos de la Sierra Gorda de Querétaro, se resguarda un tesoro colonial que debido a su arquitectura e historia, en 2003 fue proclamado por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Se trata de las misiones de Jalpan, Tancoyol, Concá, Landa de Matamoros y Tilaco, cinco joyas del barroco latinoamericano, que son testimonio vivo tanto de la colonización y la resistencia cultural de sus antiguos pobladores, como de la utopía de un famoso franciscano.
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Se ubican a poco más de tres horas de la capital queretana, en los municipios de Arroyo Seco, Landa de Matamoros y Jalpan de Serra, casi al límite de Hidalgo, San Luis Potosí y Guanajuato. Visitarlos es adentrarse por una ruta de varios microambientes con encinos y pinos, huizaches y mezquites, así como ríos, cascadas y profundas cañadas.
Fueron construidas por los pames entre 1750 y 1760 y son atribuidas a Fray Junípero Serra, quien con base en una utopía estableció un sistema de cooperativas y producción alrededor de las misiones, tomando en cuenta para ello la problemática social de los indígenas así como su lengua y cultura.
El resultado se puede observar en la arquitectura de las mismas edificaciones, cuyas fachadas muestran un sincretismo cultural que fusiona elementos indígenas con efigies de la religión católica, además de animales sagrados (conejo y jaguar); monstruos extraídos de mitologías (sirenas) y vegetación de la misma Sierra Gorda de Querétaro (maíz y mata de frijol) y Europa (hojas de parra y uvas).
Por estas características, las misiones Franciscanas de la Sierra Gorda de Querétaro son consideradas un ejemplo del barroco latinoamericano con sello indígena.
Junto a ellas, y para incentivar el turismo religioso, la Diócesis de Querétaro y el grupo JOCHA A.C colocaron en 2002 las campanas del Camino Real, que indican la ruta de las misiones franciscanas que fundó Junípero Serra, que van de Querétaro hasta Estados Unidos.
La Sierra Gorda de Querétaro, una zona infranqueable para los españoles
Habitado por pames y jonaces –conocidos de manera genérica como chichimecas–, la Sierra Gorda de Querétaro fue por mucho tiempo una zona infranqueable para los españoles, por lo que hasta después de 250 años de comenzada la conquista de México, se establecieron las cinco misiones franciscanas.
Hay que mencionar que el proyecto fue impulsado para facilitar el control del territorio por criollos, hacendados españoles y autoridades virreinales, así como para mantener la seguridad de las rutas comerciales que llegaban hasta San Luis Potosí.
Ante la resistencia de los indígenas, se organizaron expediciones militares a cargo de José de Escandón, quien se ganó el mote de “Exterminador de los indios pames” tras emprender de 1742 a 1748 una campaña de aniquilamiento que culminó en la sangrienta Batalla de la Media Luna y la posterior reorganización de las misiones de la Sierra Gorda.
Así fue como la coordinación de las misiones quedó en manos de Fray Junípero Serra y otros misioneros, quienes fueron los encargados de completar la evangelización de la zona.
Conoce las cinco misiones queretanas
Para conocer más sobre esta historia, puedes acercarte al Museo Sacro de Querétaro, donde cada determinado tiempo se organizan viajes culturales a la Sierra Gorda.
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De la mano de su director, José Niembro Calzada podrás conocer las cinco misiones queretanas; desde la historia de su fundación y la vida cotidiana en torno a ellas, como los aspectos iconológicos e iconográficos de sus fachadas.
Las fachadas muestran un sincretismo cultural que fusiona elementos indígenas con efigies de la religión católica, además de animales sagrados (conejo y jaguar); monstruos extraídos de mitologías (sirenas) y vegetación de la misma Sierra Gorda de Querétaro (maíz y mata de frijol) y Europa (hojas de parra y uvas).