Después de medio año de precampañas, hoy en intercampañas, el próximo primero de marzo inician de manera oficial las campañas electorales y hasta el 29 de mayo. Vivimos un periodo permanente de propaganda electoral, de búsqueda por acceder o permanecer en el poder, muestra fiel de los intereses de la política mexicana: cargos y presupuesto. Restan cuatro meses donde los mexicanos deberíamos escuchar de los candidatos y sus partidos propuestas concretas sobre los temas más relevantes para el país, y no sólo banalidades o descalificaciones.
AMLO, por fin, se va de la escena pública. Haciendo de lado filias y fobias condicionadas por la inmediatez, el tiempo olvidará gritos, insultos, posts y tendric topics, sólo quedarán los hechos. La historia, en efecto, lo colocará en el sitio justo. A los suyos también, es probable y muy deseable que cada quien responda por lo propio, así sean consanguíneos. México lleva más de treinta años con López Obrador en el centro de la discusión pública: habrá que aprender a vivir sin él; en MORENA lo intentarán, y se destrozarán en el camino reclamando como suya la herencia. La oposición sigue desdibujada y a cada momento da muestras de no haber aprendido la lección; sus acciones, discursos y planteamientos parecen absurdos y obsoletos, hoy no sólo casi nadie les cree sino que casi nadie siquiera les presta atención.
Priístas hasta hace meses distinguidos, apoyan sin recato a Sheinbaum en alianzas muy naturales para políticos, pero extrañas frente a los problemas del país; sin principios, orientaciones políticas o ideologías, dejarán más vacío el cascarón. Tiempo de chapulines, con la mentada transformación nada cambió, MORENA hoy recibe boñiga política podrida a cambio de votos, espacios, más poder. Panistas exhibiendo sin pudor su corrupción y el anhelo por sus repartos del botín político, muestra inequívoca de quienes ni siquiera son capaces de percibir sus propios tropiezos; los payasos en turno, Movimiento Ciudadano, en permanente labor por trivializar aún más la política, como si hiciera(n) falta, buscando conectar a la juventud con frases e imágenes huecas. Las acciones de los partidos y candidatos exhiben sus concepciones sobre los mexicanos.
Mientras tanto, los mismos problemas del país siguen creciendo: violencia desatada, generalizada ya en todos los rincones del país, ha persistido a décadas de descomposición y cada año se agrava, sin importar quién esté en el gobierno ¿O será que, precisamente por ellos, no ha logrado disminuir? Habrá que recordar a los políticos y sus partidos que los muertos y secuestrados no votan. A ver si así les interesa.
La corrupción en México sigue intacta, con nuevos rostros (o no) y maneras de lograrla; la desigualdad es acentuada por los propios programas sociales y los acuerdos del gobierno con indignos representantes empresariales. Una migración alarmante, sin retorno: nos hemos convertido, a la fuerza, cosmopolitas de la miseria. El medio ambiente sigue deteriorándose no tan lento frente a nuestros ojos, lo único que necesitamos para sobrevivir dejamos irlo entre las manos. El capital, hoy con el rostro de nearshoring continúa generando inequidad, ha crecido pues somos más, pero en esencia también es la misma.
Opinólogos tomando partido sin recato y haciendo propaganda de manera impúdica, según sus intereses en lugar de la razón, el entendimiento o la verdad de los hechos. Ríos de dinero, legal y no, alimentan la macabra puesta en escena.
Ante la manipulación, mentira e insensateces de los políticos de siempre, los mexicanos sólo contamos con información para discutir y formar criterio. Generar conciencia, cada uno desde su pensamiento, y discutirla con los demás, para provocar nuevos hechos.