En los noventa’s se popularizó el bíper, que era un localizador para enviar mensajes de texto. Funcionaba de la siguiente manera: se comunicaba vía telefónica a un call center, donde se dejaba el mensaje que se retransmita por texto al usuario del Biper. Era mucho más económico que el servicio de teléfono celular y tenía mayor cobertura ya que utilizaba ondas de frecuencia modulada.
En poco tiempo estos aparatos quedaron obsoletos, cuando comenzaron a ser gratis los SMS mucho antes a la llegada del Whatsapp.
Su uso era ya parte de la historia, hasta que el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, pidió a los miembros de su grupo que utilizaran bipers en lugar de teléfonos móviles, luego que Israel se infiltró en su red de telefonía. Para esto realizaron una compra masiva de dichos aparatos. Alrededor de 5.000 beepers fueron llevados al país hace unos cinco meses. El martes 17 de septiembre, estos dispositivos estallaron al mismo tiempo en las manos de hombres, niños y mujeres libaneses produciendo gran cantidad de víctimas. El aparato en cuestión adquirido por los libaneses, se trataban del llamado Rugged Pager AR-924, el cual es fabricado por la firma taiwanesa Gold Apollo, la cual se apresuró a negar cualquier implicación en los sucesos, aún cuando es obvio que fueron contaminados con explosivos para ser detonados a distancia por el Mossad de Israel.
Antes, en las guerras existían reglas, sentido del honor y hasta de cierta responsabilidad para con la población civil.
¿Y si hubiese estallado uno de estos dispositivos en un vuelo comercial, o en las manos de un niño latinoamericano o africano que nada tiene que ver con Hezbolá? Es como si de pronto los teléfonos celulares o los televisores, o las radios de los automóviles los hicieran volar en pedazos vía remota de manera indiscriminada. Ahora estoy seguro que eso es posible.
La tecnología se ha vuelto en contra nuestra. Desde nuestros teléfonos no solo nos espían, ahora incluso nos pueden aniquilar con nuestras familias incluidas si nos resistimos a los designios del imperio anglo/sionista. Lo que ocurrió en el Líbano fue gravísimo, se trató de un acto de terrorismo descarado que como se sabe, no tendrá castigo.
A partir de aquí hay que usaré el celular con miedo. Sé que mediante alguna frecuencia lo pueden hacer estallar en mis manos. La realidad superó a la ficción y todas las teorías conspiracionistas, por absurdas que parecieran, han sido comprobadas. Alguien nos vigila y amenaza, no precisamente desde el espacio exterior. El Pentágono tiene las respuestas de muchas cosas que ignoramos, comenzando por el SARS-CoV-2 (tenían sus laboratorios de armas biológicas en Ucrania) y terminando con la manipulación a distancia de aparatos de comunicación masiva.
Por eso espero con ansias la caída del mundo unipolar, con un orden mundial más equitativo. Comenzar de cero. Aumentar y adoptar el consumo y fabricación de tecnología china que no puedan inhabilitar a distancia (Argentina perdió Las Malvinas porque Miterrand compartió con los ingleses el código para desactivar los misiles Exocet). El regreso al patrón oro, el arribo de la moneda de los BRICS, contrapeso de G7 para el comercio internacional, la victoria rusa sobre la OTAN, y la recuperación de Taiwán (de dónde es la empresa que modificó los bípers) por China.