LA OPORTUNIDAD… ¿ES CALVA?

Estimados lectores, todo indica al menos hasta ahora, que el proceso legislativo, en todas sus etapas en cuanto a la iniciativa de la llamada por los medios, como “reforma al Poder Judicial Federal”, lo que de entrada es un concepto amplio y un tanto confuso, estrictamente hablando. ¿Por qué? Incluso, es a “toro pasado”. Las Cámaras alta y baja, es decir, de diputados y la de senadores, concluyeron su tarea –guste o no- sin óbice de todos los hechos o situaciones al exterior, o mejor dicho, por ciudadanos de todos los géneros y en particular por aquéllos que se sienten o serán afectados, así como los que se solidarizaron con todo y sin saber o analizar en qué consistía la propuesta, o muy analizada, pero finalmente fuera de foco y oportunidad. La principal razón ha sido su politización, impulsada desde el centro neurálgico: Palacio Nacional. Y quién podrá negar de la habilidad presidencial para el manejo –bueno o malo, según la percepción-, de ésa polémica política.

Al igual, es cierto y a pesar del triunfalismo, incluso, anticipado para algunos, pero planificado para muy pocos que así lo entienden –nada fue al azar-; que podría faltar alguna reacción jurídica de los afectados y elevar su queja a rango de los Tribunales Internacionales que resulten competentes, por aquello de los Tratados Internacionales y el Principio de Convencionalidad, que además, así lo estatuye nuestra Constitución, si hubiere precisamente, lesiones a los Derechos Humanos de los afectados directos. Aunque, políticamente, todo indica en nuestro sistema político, que “ése arroz, ya se cocinó”.

Las preguntas que han quedado sin una respuesta satisfactoria para muchos mexicanos serían: ¿Por qué la llamada –o autollamada- oposición, no actúo con toda oportunidad? No cabildeó, no trabajó medios, ni realizó foros, consultas, vaya ni al menos recabó firmas, con la debida oportunidad, con todo y la tan anunciada “reforma”. ¿Y las marchas? Bueno, ésas son infructuosas, un desgaste en la estrategia de una verdadera, o al menos, inteligente oposición. Y no es que eche sal en la herida, sino que esos son los hechos y los resultados. ¿Qué esperar de un electorado adormilado en al menos dos tercios del padrón? No hubo quien los motivara, y peor, los convenciera.

Otro elemento que quizá no se consideró, es que culturalmente en política, no hay una educación cívica eficaz, menos eficiente, para que en plena conciencia, se tomen, por los ciudadanos, su opinión respecto de temas como el de la mentada “reforma” –que hay que decir, no todo tiene negativo-, y más allá, su decisión. Siendo que ésta, la toman “representantes populares”, cuyo interés primario es la propia supervivencia política, pues si salen a trabajar afuera de ese círculo, es muy difícil que los contraten, pues para su desgracia tienen fama bien ganada de truculentos y traicioneros, amén de otras “linduras”.

¿Se ha pensado por ejemplo, que faltan en número más jueces? Hay según la estadística, 4 por cada cien mil habitantes. La OCDE, recomienda al menos 65 por cada cien mil. En México se dice que ya somos 130 millones, entonces en esa hipótesis, necesitamos 20, para 32 circuitos, en números cerrados por cada distrito judicial. Aunque por supuesto, si depende de los habitantes por estado, el número proporcional varía. En Guanajuato, según el INEGI, en el último censo de población, hay 6 166 934 millones, entonces nos tocarían por cada 100 mil, 61 jueces y si los repartimos en los territorios actuales, en el Distrito XVI, da como resultado 15 jueces, y hay 10. Lo que indica que no andamos tan mal, sólo un tercio menos de lo recomendado por la OCDE, pero sin duda, lo que hay, no es suficiente. Hay 10 Juzgados de Distrito: 2 con residencia en la ciudad capital, 3 con sede en León, 3 con residencia en Celaya y 2 con sede en Irapuato. Se toma como una lógica justificación para la “lentitud”, dada la carga de trabajo. La noticia buena para los justiciables: Se reanudan labores el próximo 17 de septiembre. Al fin.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Los mareados y rosados, que se suponen independientes en su mayoría, es decir, en lucha ciudadana y sin partido a la vista, por el momento se habrán de retirar, tal vez para seguir en esa lucha que parece un tanto sorda, pero al fin, insistente cada que les pisan un callo, cuando debería ser permanente. Quieren ahora, según sus jilgueros hacer otro Partido Político. Vaya, creo que es otro error, pues no logran mover al grueso de ciudadanos y así, además de cargarle al Erario Público, sus intenciones políticas han sido insuficientes. En fin. Lo mejor sería, que los Partidos inútiles y llevados por protagonismos que en el fondo son ajenos o desinteresados a los problemas que están mermando a la Sociedad Mexicana, si ya lo aceptan, lo mejor es cerrar sus carcomidas puertas y dejar en paz al Erario, -y ciudadanos cándidos- porque en ello, no hay ninguna, ni por asomo, austeridad. El único “partido hegemónico” sigue siendo el “otro PAN” (Partido Abstencionista Nacional, por sus siglas) y no cobran al Erario, aunque sí salen muy caros en los perjuicios que hacen a los demás mexicanos. O tal vez, como ha dicho uno que otro avispado lector: Todo está así planificado, es parte del sistema. Se trata de un gran simulacro. Es lo que hay. Cuídense.