SAÚL GARCÍA CORNEJO
EL PODER JUDICIAL, A PRUEBA…
Estimados lectores sin condición, la bomba de tiempo que significa la mentada “reforma al Poder Judicial”, y que puso más activo el reloj político, logró una reacción antes pensada imposible: La manifestación abierta, pública, de los operadores judiciales, a nivel federal, que se oponen al “designio” del inquilino temporal de Palacio Nacional.
Vale recordar que todo indica que para el representante material del Poder Ejecutivo, parece la última pincelada de su proyecto político de fondo, romper con los modelos institucionales, que han sido pilares del sistema político: Los Poderes de la Unión, que casi todos deben saber, el Legislativo, el Judicial, incluso el Ejecutivo.
¿Por qué? El principio del orden democrático que nos rige –todavía- antes de que fragüe un plan más ambicioso: Una nueva Carta Magna Federal, que al parecer se quedó sólo en la imaginación política. Y antes de entrar al tema de los Poderes, vale decir que, no es en realidad nada nuevo, pues toda transición supone cambios, incluso, drásticos, en que se “aplica la guillotina”. Basta ver y analizar la Historia Política. Sin embargo, hay dos sopas: La vía del diálogo, del consenso, y el “manotazo” abrupto, que a veces se aprecia irracional, pero todo debe o debería estar generado bajo un plan y un cronograma. Esto dependerá de una situación toral, que es, la madurez cívica, y por supuesto, de una sana y clara explicación de causa y efecto, por parte de quien pretende o impone, tal reforma.
Que los integrantes del Poder Judicial Federal, se hayan ido al paro de labores como protesta airada en contra de la reforma y todo lo que implica (El presidente y los diputados y senadores acordes con la reforma, y demás “apoyadores”), no se puede negar que es su derecho, incluso, Derecho Humano. Otra cosa, es que del lado del péndulo, un todavía senador proponga, o hasta “amenace” en someterlos a un proceso penal, sólo sirve para acelerar el reloj político y en realidad de consecuencias reactivas, pues dicho senador no tiene vacío el morral, como para gritar con el pecho sano, amén de que presume ser docto en materia jurídica. En fin.
¿Por qué tanta prisa? Por una parte, al Ejecutivo Federal, ya tiene un pie en la “Chingada” –el rancho donde dice se va a retirar- y otra en Palacio Nacional, entonces es comprensible su presteza para “cerrar” al menos, con una reforma digna de una transición. El problema es que tanta celeridad no ha traído conceso social, con todo y que la candidata electa, haya obtenido muchos votos, incluso, más que el presidente en su momento electoral. Esto es claro, porque el voto por sí solo, da legitimación, pero no necesariamente legitimidad, pues hay procesos que deben ser agotados, precisamente bajo normas legales anteriores a ese hecho. Esta premisa es tan antigua que viene desde Grecia y el filósofo Aristóteles, y está plasmada en nuestra Constitución Federal.
En una visión realista, aunque no exacta, se vislumbra un conflicto que no se resolverá de plano, tiene muchas aristas pues y, al presidente, a los diputados y senadores en funciones, así como a los que se sienten agraviados directos, es decir, no el Pueblo, que aunque sí puede o no afectar, incluso, interesar; sino a los integrantes activos del Poder Judicial Federal, los alcanzará el tiempo legal: La asunción y toma de protesta constitucional de su mandato, a la todavía candidata electa, la señora “C”, y es muy lógico que en poco más de 30 días naturales, el reloj político no alcance a cronometrar una solución.
LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Ojalá que la reacción de los integrantes y trabajadores del Poder Judicial de la Federación –que parece una decisión política cupular- no les salga contraproducente, tanto a su imagen profesional de operadores judiciales, ya que también se llevan al baile a los justiciables, que dejan en vilo al no hacer expedita la administración de justicia, ya de por sí lenta. Y otra, haber entrado al juego político-mediático, en que es claro, pueden llevar las de perder, por su falta de malicia, digo de pericia política, dado su estilo de estar siempre en reserva y que algunos creen, no deben estar en el sistema democrático, cuando ese es pues, al menos en la teoría constitucional, el deber ser -falta que sea, en algunos casos-. En fin. Cierto es, que la mentada reforma fue politizada, como medio distractor para no entrar al fondo, precisamente y en contradicción, con lo democrático. Es lo que hay. Cuídense.