“Antes de juzgar a alguien, camina tres lunas con tus mocasines”. Sentencia de los Indios Pomos
Hallazgos de paleontólogos y exploradores registran que desde la prehistoria los movimientos territoriales del hombre han sido una constante por la necesidad innata de la posesión de la tierra como propiedad, origen de clanes, de grupos étnicos del mismo idioma y costumbres que llegaron hasta la integración de las naciones. Otras causas van cobijadas por la aventura o los empujados por desajustes e injusticias sociales o individualmente como escape de la comisión de un delito, pero todos con denominador común del encuentro con mejor calidad de vida. Si siempre ha existido, el encuentro casual del nuevo continente por la expedición española comandada por el almirante genovés Cristóbal Colón, abrió las rutas intercontinentales y, conforme al avance de las comunicaciones aceleró los movimientos de personas.
Sin duda, el país que a la fecha está constituido por mayor número de inmigrantes son los Estrados Unidos que ha sufrido cambios importantes si observamos que hasta hace alrededor e ochenta años, la mayoría de sus habitantes eran de origen ario, anglosajón decimos por acá, aunque si bien, los grupos aborígenes, los verdaderos dueños de la tierra, los afroamericanos, latinos de mayoría mexicanos, asiáticos y otros de menor número prácticamente formaban grupos poco integrados a los simbólicos descendientes de los peregrinos del histórico navío Mayflower que fundaron los Estados Unidos en el noreste del actual territorio estadounidense que todavía se le conoce como los estados de Nueva Inglaterra. Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut.
Sin afán de discriminar, un capítulo de inmigrantes blancos procedió de Rusia. Hace poco más de dos siglos, se habló de la “América Rusa” nombre de las posesiones del imperio ruso en lo que hoy es el estado de Alaska. Más tarde, después de declarada la independencia, de la ciudad de Sebastopol en la península de Crimea llegaron a la fría costa de la alta California un pequeño grupo de inmigrantes rusos que se establecieron en el lugar que bautizaron con el mismo nombre de donde procedían haciendo de lado a los indios “pomos” los originarios de la zona. No fue sino hasta 1902 que oficialmente se funda Sebastopol California, un hermoso pueblo a poca distancia de Santa Rosa al norte de la bahía de San Francisco donde se cultivaron los frutos que dieron fama a las manzanas de California. Debieron ser tan pocos los ucranianos, que en la actualidad poco se ven vestigios de esos valientes inmigrantes ni de los indios Pomos. En cuanto a las deliciosas manzanas, si bien encontramos huertos, el cultivo de la vid se ha extendido a partir del cercano y caluroso valle de Napa en donde se encuentra la última misión de Fray Junípero Serra, una capilla de adobe que se cuida con celo como testigo del peregrinar del sacerdote franciscano que dio nombres de santos a 21 ciudades del estado de California en el país norteamericano. Sirva mencionar Los Ángeles, San Francisco, San Diego y la capital del estado, Sacramento.
Un ideal para el viajero que desea visitar la región vinícola del norte de California es recorrer en bicicleta las cervecerías de Santa Rosa y Sebastopol, contrario a cuando se visita el corazón de la vid y de las vinícolas que le han dado prestigio al vino de los Estados Unidos, en Napa Valley, nada de cerveza y sí al vino con la visita a las vinícolas en hermosas bodegas y construcciones de piedra.
