/ jueves 16 de noviembre de 2023

Radical

El fin de semana próximo pasado fui al cine y vi una película altamente recomendable, pues invita a la reflexión y conmina a valorar las oportunidades que el destino nos ha brindado, toda vez que pone de relieve que estas no son iguales para todas las personas, que hay brechas aún insuperables que determinan el destino de las personas y que siempre es bueno buscar -y encontrar- otras maneras de hacer las cosas, es que la intención es obtener resultados diferentes.

La película se llama Radical y está basada en una historia real: el profesor Sergio Iván Juárez Correa, quien en un ambiento no solamente adverso, sino hostil, enseña a sus alumnos de primaria a pensar, a valorarse y a entender que el conocimiento no tiene por qué ser aburrido y que es aplicable en la cotidianeidad de la vida, con independencia de que sea tocante a las ciencias duras o a las flexibles.

El filme me dejó pensando en torno a la ciencia, a la verdad y al método; a la forma y el fondo; a la actitud obsesiva compulsiva de coleccionar constancias académicas (que entiendo, en el ámbito del profesorado pueden traducirse en becas, bonos, dinero); a subordinar la adquisición de conocimientos a la sujeción y observancia de manuales y reglamentos que, en muchas ocasiones, me resultan absurdos a la luz de la razón; a pensar que, con el hecho (objetivo, sin duda) de que una institución educativa cuenta con computadora y cañón en cada aula, así como una aplicación tecnológica que registre entregables de los alumnos, estamos en presencia de una institución primermundista de la que egresarán lumbreras.

Con cierta frecuencia perdemos de vista que, en la educación, como en cada rubro que queramos someter a análisis, el ser humano es lo más importante, de manera tal que requerimos procurarle en su bienestar, que lleva de suyo tener lo necesario y suficiente para vivir con dignidad. Así, en el ámbito educativo es esencial que el alumno aprenda, más allá de ocuparnos -y preocuparnos- por superar un examen (sin demeritar la importancia de estos). En ese sentido, actuemos como el profesor Sergio Iván y ocupémonos de aprender, que el resto vendrá por añadidura.

Aprendamos como mejor nos acomodemos, pues la adquisición de conocimiento no se da en esquemas acartonados, cerrados e inamovibles. El método importa, pero de ninguna manera debe subordinarse a lo sustantivo (es mejor el regalo que la envoltura, decía un profesor que tuve en la preparatoria).

Existe la idea generalizada de que la educación es la base para ascender en la escala social, lo cual es parcialmente cierto; sin embargo, en tanto no se generen condiciones de igualdad para que cada niño estudie, difícilmente saldrán del estatus indeseable quienes tuvieron el infortunio de vivir en zonas marginales o violentas.

Muy buena película, vaya a ver Radical; quizás se motive a estudiar lo que dejó trunco o lo que veía improbable.

germanrodriguez32@hotmail.com

El fin de semana próximo pasado fui al cine y vi una película altamente recomendable, pues invita a la reflexión y conmina a valorar las oportunidades que el destino nos ha brindado, toda vez que pone de relieve que estas no son iguales para todas las personas, que hay brechas aún insuperables que determinan el destino de las personas y que siempre es bueno buscar -y encontrar- otras maneras de hacer las cosas, es que la intención es obtener resultados diferentes.

La película se llama Radical y está basada en una historia real: el profesor Sergio Iván Juárez Correa, quien en un ambiento no solamente adverso, sino hostil, enseña a sus alumnos de primaria a pensar, a valorarse y a entender que el conocimiento no tiene por qué ser aburrido y que es aplicable en la cotidianeidad de la vida, con independencia de que sea tocante a las ciencias duras o a las flexibles.

El filme me dejó pensando en torno a la ciencia, a la verdad y al método; a la forma y el fondo; a la actitud obsesiva compulsiva de coleccionar constancias académicas (que entiendo, en el ámbito del profesorado pueden traducirse en becas, bonos, dinero); a subordinar la adquisición de conocimientos a la sujeción y observancia de manuales y reglamentos que, en muchas ocasiones, me resultan absurdos a la luz de la razón; a pensar que, con el hecho (objetivo, sin duda) de que una institución educativa cuenta con computadora y cañón en cada aula, así como una aplicación tecnológica que registre entregables de los alumnos, estamos en presencia de una institución primermundista de la que egresarán lumbreras.

Con cierta frecuencia perdemos de vista que, en la educación, como en cada rubro que queramos someter a análisis, el ser humano es lo más importante, de manera tal que requerimos procurarle en su bienestar, que lleva de suyo tener lo necesario y suficiente para vivir con dignidad. Así, en el ámbito educativo es esencial que el alumno aprenda, más allá de ocuparnos -y preocuparnos- por superar un examen (sin demeritar la importancia de estos). En ese sentido, actuemos como el profesor Sergio Iván y ocupémonos de aprender, que el resto vendrá por añadidura.

Aprendamos como mejor nos acomodemos, pues la adquisición de conocimiento no se da en esquemas acartonados, cerrados e inamovibles. El método importa, pero de ninguna manera debe subordinarse a lo sustantivo (es mejor el regalo que la envoltura, decía un profesor que tuve en la preparatoria).

Existe la idea generalizada de que la educación es la base para ascender en la escala social, lo cual es parcialmente cierto; sin embargo, en tanto no se generen condiciones de igualdad para que cada niño estudie, difícilmente saldrán del estatus indeseable quienes tuvieron el infortunio de vivir en zonas marginales o violentas.

Muy buena película, vaya a ver Radical; quizás se motive a estudiar lo que dejó trunco o lo que veía improbable.

germanrodriguez32@hotmail.com