El 6 de junio del 2023, Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional de Israel, presentó un plan para facilitar la tramitación de permisos de armas a civiles israelíes.
Las nuevas regulaciones de Ben Gvir quedaron pendientes de aprobación por el Comité de Seguridad del Parlamento.
El plan pretendía facilitar que 30.000 ciudadanos pudieran llevar armas para que más personas respondieran en tiempo real ante posibles ataques.
Hasta esa fecha, poco más de 150.000 personas tenían autorización para llevar pistola en Israel -con 9,7 millones de habitantes-, sin incluir a militares, policías o guardas de seguridad que ya van de por sí armados por su empleo.
No obstante, tras los eventos de hace una semana, que cobraron la vida a cientos de civiles desarmados (independientemente de las razones del conflicto palestino/israelí, o si tengamos más empatía por uno u otro bando), entró nuevamente la discusión de la posesión y portación legal de armas para civiles. Se habrían salvado muchas vidas si en cada departamento hubiese habido un arma de fuego para enfrentar a Hamas en el acto.
Lo que ocurrirá con la Franja de Gaza no es una interrogante para nadie. Hay quienes incluso sospechan que las fallas del servicio de inteligencia del Mossad y la tardanza en la respuesta por parte del ejército Israelí fue intencional, para tener el pretexto de borrar a Gaza del mapa.
No quiero abundar en teorías conspiracionistas, pero la lección que nos dejan los hechos de hace una semana, es que ni en México, ni en EU, ni siquiera en Israel, le podemos confiar nuestra seguridad ni nuestra vida a los estados, y debemos estar siempre preparados para defendernos de cualquier amenaza interna o externa.
En México llevamos décadas a merced de crimen organizado sin que al momento nadie haga nada, y con la posibilidad de portación legal cada vez más lejana.