/ lunes 24 de junio de 2024

Patrón oro

Cuando existía el patrón oro, el emisor de una divisa garantizaba que podía dar al poseedor de sus billetes la cantidad de metal consignada en ellos. Una alternativa fue el patrón bimetálico, en el que la moneda estaba respaldada por una parte de oro y otra de plata.

El peso mexicano fue la divisa que funcionó como resguardo de muchas economías y bancos centrales, desde el dólar hasta el yen y el yuan.

Actualmente, en una plaza de la ciudad de Jinggangshan, provincia oriental china de Jiangxi, se erige una enorme réplica de una moneda mexicana de 8 reales, que era de uso corriente e incluso fue copiada y acuñada en aquella lejana potencia.

Tenía una ley de plata de .900 y 16 reales equivalían a un escudo de oro.

Pero todo cambio durante los acuerdos de Bretton Woods, cuando se decidió adoptar al dólar estadounidense como divisa internacional bajo la condición de que la Reserva Federal (el banco central de ese país) sostuviera el patrón oro, pero la Reserva Federal, al igual que cualquier banco, no cumplió. A partir de 1971 se da a la quiebra definitivamente; por lo que el dólar se convirtió de facto en una moneda fíat respaldada por una imposición gubernamental estadounidense y sin valor intrínseco (o sea, un valor palpable en oro, plata, platino, cobre, níquel o cualquier otro metal) Ahí también se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, usando el dólar estadounidense como moneda de referencia internacional.

Desde entonces nadie sabe lo que hay en la Reserva Federal de EU, y el dólar se convirtió en una moneda fiduciaria (o sea, de fe a ciegas), cuyo valor puede ser solamente el de un boleto impreso. Nada la sostiene, en la teoría, más que una promesa del banco de la ilusión, y en términos reales es más valioso un aguacate que se puede tocar, oler y degustar, que un recorte de hoja con un número estampado.

Se dice que tanto el oro como la plata están sub valuados por razones de conveniencia a las grandes potencias occidentales, quienes regulan su precio en el mercado (antes su relación era 16 a 1 a favor del oro).

La demanda de plata, por ejemplo, supera a su producción anual, ya que su uso en la industria, desde la aparición de las placas fotovoltaicas y la nanotecnología, ha acaparado el 80% de su total y ya solo el 20% se dedica a la joyería y fabricación de utensilios finos para decoración, pero los mismos organismos reguladores y las trasnacionales han evitado que se dispare el precio fundiendo toda la plata vieja, desde los candelabros de la bisabuela hasta los cáliz de las iglesias y lo cubiertos del anticuario, para saciar el apetito de la industria electromecánica del mejor material conductor y reflector de la tierra.

El futuro del oro es aún más incierto. Ya se ha extraído casi todo el oro fácil o superficial y cada vez es más difícil, caro y contaminante obtener nuevo metal precioso.

El país de América Latina con mayores reservas de oro es Venezuela, solo que tiene un pequeño gran problema: está resguardado en el Banco de Londres y este no lo se lo quiere entregar con el pretexto de que están en desacuerdo con su forma de gobierno.

Si esto parece escandaloso, México se encuentra en una situación similar: el 98,95% del oro mexicano está en el Banco de Inglaterra, 1,05% en el territorio nacional y 0,0004% en el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos.

De acuerdo con Forbes, en total México resguarda 7.265 lingotes en sus cuentas en el extranjero. Cada pieza tiene un peso neto en oro de 400 onzas troy (cerca de 12 kilogramos), con una pureza de 0,997. Según Banxico, las reservas de oro mexicanas tienen un valor de 7.593,69 millones de dólares, estimación con corte a mayo de 2023.

Somos el segundo país de Hispanoamérica con las mayores reservas de oro. O sea que, si me preguntarán que si en caso de que colapse la economía dolarizada, como ya se viene vislumbrando, tendríamos las reservas suficientes para sortear la crisis a pesar de ser el principal productor de plata a nivel mundial y tener (al menos) en el papel suficiente oro, yo, como aficionado a la numismática y los metales precisos, aún sin ser economista, contestaría que sí, pero no.

Les recomendaría ahorrar lo más que se pueda en oro y plata de acuerdo a sus posibilidades. Es lo único que tiene un valor intrínseco, ya sea en monedas, lingotes, barras o pepitas, y a pesar de las fluctuaciones artificiales del mercado.

El oro siempre va a ser oro, y será con lo único que podremos mantener a nuestras familias si se viene una guerra de grandes proporciones y todo colapsa.

Cuando existía el patrón oro, el emisor de una divisa garantizaba que podía dar al poseedor de sus billetes la cantidad de metal consignada en ellos. Una alternativa fue el patrón bimetálico, en el que la moneda estaba respaldada por una parte de oro y otra de plata.

El peso mexicano fue la divisa que funcionó como resguardo de muchas economías y bancos centrales, desde el dólar hasta el yen y el yuan.

Actualmente, en una plaza de la ciudad de Jinggangshan, provincia oriental china de Jiangxi, se erige una enorme réplica de una moneda mexicana de 8 reales, que era de uso corriente e incluso fue copiada y acuñada en aquella lejana potencia.

Tenía una ley de plata de .900 y 16 reales equivalían a un escudo de oro.

Pero todo cambio durante los acuerdos de Bretton Woods, cuando se decidió adoptar al dólar estadounidense como divisa internacional bajo la condición de que la Reserva Federal (el banco central de ese país) sostuviera el patrón oro, pero la Reserva Federal, al igual que cualquier banco, no cumplió. A partir de 1971 se da a la quiebra definitivamente; por lo que el dólar se convirtió de facto en una moneda fíat respaldada por una imposición gubernamental estadounidense y sin valor intrínseco (o sea, un valor palpable en oro, plata, platino, cobre, níquel o cualquier otro metal) Ahí también se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, usando el dólar estadounidense como moneda de referencia internacional.

Desde entonces nadie sabe lo que hay en la Reserva Federal de EU, y el dólar se convirtió en una moneda fiduciaria (o sea, de fe a ciegas), cuyo valor puede ser solamente el de un boleto impreso. Nada la sostiene, en la teoría, más que una promesa del banco de la ilusión, y en términos reales es más valioso un aguacate que se puede tocar, oler y degustar, que un recorte de hoja con un número estampado.

Se dice que tanto el oro como la plata están sub valuados por razones de conveniencia a las grandes potencias occidentales, quienes regulan su precio en el mercado (antes su relación era 16 a 1 a favor del oro).

La demanda de plata, por ejemplo, supera a su producción anual, ya que su uso en la industria, desde la aparición de las placas fotovoltaicas y la nanotecnología, ha acaparado el 80% de su total y ya solo el 20% se dedica a la joyería y fabricación de utensilios finos para decoración, pero los mismos organismos reguladores y las trasnacionales han evitado que se dispare el precio fundiendo toda la plata vieja, desde los candelabros de la bisabuela hasta los cáliz de las iglesias y lo cubiertos del anticuario, para saciar el apetito de la industria electromecánica del mejor material conductor y reflector de la tierra.

El futuro del oro es aún más incierto. Ya se ha extraído casi todo el oro fácil o superficial y cada vez es más difícil, caro y contaminante obtener nuevo metal precioso.

El país de América Latina con mayores reservas de oro es Venezuela, solo que tiene un pequeño gran problema: está resguardado en el Banco de Londres y este no lo se lo quiere entregar con el pretexto de que están en desacuerdo con su forma de gobierno.

Si esto parece escandaloso, México se encuentra en una situación similar: el 98,95% del oro mexicano está en el Banco de Inglaterra, 1,05% en el territorio nacional y 0,0004% en el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos.

De acuerdo con Forbes, en total México resguarda 7.265 lingotes en sus cuentas en el extranjero. Cada pieza tiene un peso neto en oro de 400 onzas troy (cerca de 12 kilogramos), con una pureza de 0,997. Según Banxico, las reservas de oro mexicanas tienen un valor de 7.593,69 millones de dólares, estimación con corte a mayo de 2023.

Somos el segundo país de Hispanoamérica con las mayores reservas de oro. O sea que, si me preguntarán que si en caso de que colapse la economía dolarizada, como ya se viene vislumbrando, tendríamos las reservas suficientes para sortear la crisis a pesar de ser el principal productor de plata a nivel mundial y tener (al menos) en el papel suficiente oro, yo, como aficionado a la numismática y los metales precisos, aún sin ser economista, contestaría que sí, pero no.

Les recomendaría ahorrar lo más que se pueda en oro y plata de acuerdo a sus posibilidades. Es lo único que tiene un valor intrínseco, ya sea en monedas, lingotes, barras o pepitas, y a pesar de las fluctuaciones artificiales del mercado.

El oro siempre va a ser oro, y será con lo único que podremos mantener a nuestras familias si se viene una guerra de grandes proporciones y todo colapsa.