Dentro de la historia de la educaciónfemenina en Guanajuato, poco se ha abordado la introducción de los ramos de instruccióncomo la costura, el bordado, las labores manuales dentro de los planes deestudio, los cuales formaron parte de los contenidos en las escuelas deprimeras letras para niñas. Aunque es sabido, que en la Nueva España, esosramos ya se enseñaban en las Escuelas de las Amigas, en las EscuelasConventuales, en las Casas de Recogimiento y constituyeron el desarrollo de lashabilidades manuales para muchas mujeres. Sin embargo, a partir de la RealCédula expedida en 1783 desde Madrid, esa “instrucción manual” fue reglamentadaafín de preparar a las jovencitas en un oficio. De ahí que dicha disposiciónefectuada en la capital del reino español, tuviera efectos también en suscolonias.
La Real Cédula se enfocó en términosgenerales, en establecer escuelas artesanales para mujeres, con el propósito deque no sólo cursaran el programa de primeras letras sino capacitarlas en algúnoficio relacionado con su sexo. Esto para que cuando terminaran sus estudios deinstrucción elemental, las jovencitas pudieran dedicarse al trabajo en lostelares, en las casas de confección o bien, laborar desde su propia casa,cuando aún no contraían nupcias. No obstante, la enseñanza de los oficios enlas escuelas de primeras letras, también preparó a las jóvenes para su desempeñoen el hogar. Los establecimientos artesanales en la ciudad de Madrid fueronabiertos en los barrios y en determinados puntos de la capital. De esta manera,las mujeres a edad temprana recibieron una instrucción acorde a la época, lacual pretendía no sólo habilitarlas en el hogar sino más allá de este ámbito;es decir, fortalecerlas en los oficios para mejorar su situación económica altrabajar la costura, el bordado y otras labores manuales. Incluso para quientuviera la posibilidad de aperturar un pequeño negocio.
En terrenos novohispanos, para ser másexacto en la provincia de Guanajuato, esa propuesta de educación artesanalfemenina madrileña, llegó de manera formal con la instalación de la 1ª. EscuelaPública de Niñas en enero de 1792. No sólo se pretendió instruirlas en doctrinacristiana, primeras letras, sino también en la adquisición de saberes delaprendizaje de ciertos oficios, a la sazón, la costura, el bordado. De ahí quetambién fueron requisitos en las examinaciones y certificaciones de las maestras,adscritas a las primeras escuelas públicas; puesto que debían comprobar sushabilidades de todo lo relacionado con dichos oficios. Por ejemplo, laconfección de prendas para hombres, mujeres, adultos, niños, niñas, el trabajoen telas blancas, hilado, colocación de botones, etc. Así, las niñas queasistieron en las dos escuelas públicas en la capital provincial de Guanajuato,a partir de diciembre de 1796, conllevaron por lo tanto una enseñanza de lo queformaba parte el plan de estudios para las primeras letras, como también elaprendizaje de ramos artesanales; que en el caso de estos últimos, regularmentese enseñaban por la tarde. Además que los establecimientos particulares nofueron ajenos a este tipo de enseñanza.
Por la documentación conservada de los informes de 1813, realizados por lasmaestras María Guadalupe Moscoso, María Lucía Gadea, corroboramos lainstrucción de los ramos de la costura y el bordado para las niñas, en lasescuelas públicas de las que ellas fueron directoras. Con esto, la ciudad deGuanajuato no fue ajena ni distante pese a la lejanía geográfica con lametrópoli de Madrid, en cuanto a las propuestas de enseñanza elemental femeninay en la formación de las preceptoras de los primeros establecimientos públicosde instrucción para las niñas. Recordemos que la Real Cédula para la fundaciónde escuelas artesanales de mujeres, expedida en la capital del reino español en1783, no sólo fue para atender a su población sino que sirvió como modelo enotras ciudades novohispanas. Estos cambios obedecieron de igual forma, a losefectos de la Ilustración Española, los cuales se sintieron ciertamente en laprovincia guanajuatense.