/ lunes 19 de agosto de 2024

La Primera Mujer Presidenta de México

La elección del 2 de junio ha sido calificada por los órganos electorales correspondientes de los Estados Unidos Mexicanos. La magistrada presidenta del Tribunal Electoral, Mónica Adalí Soto Fregoso, entregó la constancia de mayoría en la elección para presidenta de la República a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. Después de la ceremonia de entrega de la constancia, la presidenta electa de México se trasladó a un auditorio muy conocido en la Ciudad de México, el Teatro Metropolitan, ahí la esperaban miles de ciudadanos que se concentraron en las afuera del teatro, y a su paso le gritaban “presidenta, presidenta”. De ninguna manera era pueblo traído a la fuerza o con dadivas, era pueblo raso que deseaba felicitar a la presidenta Claudia, a su lideresa en la que creen sin ninguna duda y por la que votaron.

Dentro del recinto la esperaban miles de simpatizantes, compañeros de lucha, los más allegados, amigos, familia, su recién nombrado gabinete, diputados, senadores, miembros de la comunidad migrante, la sala se desbordaba. Claudia, como siempre, con su sencillez saludaba y aceptaba ser fotografiada con quien lo pidiera. Por fin llegó al estrado, tomando el micrófono tejió un discurso lleno de emotividad, de esos que hacen vibrar. Dijo de manera clara que no se deslindaría de los logros alcanzados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que por el contrario daría continuidad a los programas y proyectos de desarrollo del país, buscando siempre disminuir la pobreza y la desigualdad. Que no se abandonarían obras que requerían terminar de construirse, pero que habría nuevos proyectos nacionales que posicionarían a México como una de las potencias del mundo y no solo en lo económico, sino también en lo social, tomando al humanismo mexicano como guía, buscando el desarrollo de todas y todos los habitantes de México.

Hizo hincapié en la seguridad nacional y en el cuidado de su soberanía, de su independencia y de la autodeterminación de México, cuidando siempre la solución de los conflictos mediante el diálogo y los mecanismos de concertación de controversias. Una parte de su mensaje fue para las mujeres, al mencionar que cuando ella llega a la presidencia llegamos todas. Las mujeres de luchas pasadas, las del presente y las futuras. Por ello debían atenderse todas las causas que enarbolaran las mujeres de las ciudades, del campo, las trabajadoras no asalariadas del trabajo doméstico, las asalariadas, contra todo tipo de violencia hacia ellas.

Se abrirá una nueva era, la del gobierno presidido por una mujer en el país. Cabe mencionar que este es un esfuerzo de todos y todas por la lucha de una patria mejor donde la equidad y la igualdad entre todas y todos prevalezca sobre los intereses de unos cuantos, donde todos los niños y niñas que merecen una educación de calidad; donde el derecho a la cultura y a la libertad sean un estandarte de esta nueva envestidura presidencial. Es importante mencionar que la pandemia trajo un rezago educativo y el índice de mujeres que continuaron la educación básica disminuyó, asunto que este gobierno tendrá como un gran reto que atender y repuntar. Estamos seguros de que nuestra presidenta hará historia como la primera y mejor presidenta de México.

En cuanto a lenguaje de genero menciono que, si bien hay voces que declaran que no debía nombrarse presidenta, ella es y será la “PRESIDENTA DE MEXICO”

Es hoy presidenta electa y solo falta el acto de investidura el 1 de octubre para que sea nuestra presidenta Constitucional, cuando rendirá protesta ante los integrantes del poder legislativo que representan al pueblo de México y en la que estarán presentes los integrantes del poder judicial.

La elección del 2 de junio ha sido calificada por los órganos electorales correspondientes de los Estados Unidos Mexicanos. La magistrada presidenta del Tribunal Electoral, Mónica Adalí Soto Fregoso, entregó la constancia de mayoría en la elección para presidenta de la República a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. Después de la ceremonia de entrega de la constancia, la presidenta electa de México se trasladó a un auditorio muy conocido en la Ciudad de México, el Teatro Metropolitan, ahí la esperaban miles de ciudadanos que se concentraron en las afuera del teatro, y a su paso le gritaban “presidenta, presidenta”. De ninguna manera era pueblo traído a la fuerza o con dadivas, era pueblo raso que deseaba felicitar a la presidenta Claudia, a su lideresa en la que creen sin ninguna duda y por la que votaron.

Dentro del recinto la esperaban miles de simpatizantes, compañeros de lucha, los más allegados, amigos, familia, su recién nombrado gabinete, diputados, senadores, miembros de la comunidad migrante, la sala se desbordaba. Claudia, como siempre, con su sencillez saludaba y aceptaba ser fotografiada con quien lo pidiera. Por fin llegó al estrado, tomando el micrófono tejió un discurso lleno de emotividad, de esos que hacen vibrar. Dijo de manera clara que no se deslindaría de los logros alcanzados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que por el contrario daría continuidad a los programas y proyectos de desarrollo del país, buscando siempre disminuir la pobreza y la desigualdad. Que no se abandonarían obras que requerían terminar de construirse, pero que habría nuevos proyectos nacionales que posicionarían a México como una de las potencias del mundo y no solo en lo económico, sino también en lo social, tomando al humanismo mexicano como guía, buscando el desarrollo de todas y todos los habitantes de México.

Hizo hincapié en la seguridad nacional y en el cuidado de su soberanía, de su independencia y de la autodeterminación de México, cuidando siempre la solución de los conflictos mediante el diálogo y los mecanismos de concertación de controversias. Una parte de su mensaje fue para las mujeres, al mencionar que cuando ella llega a la presidencia llegamos todas. Las mujeres de luchas pasadas, las del presente y las futuras. Por ello debían atenderse todas las causas que enarbolaran las mujeres de las ciudades, del campo, las trabajadoras no asalariadas del trabajo doméstico, las asalariadas, contra todo tipo de violencia hacia ellas.

Se abrirá una nueva era, la del gobierno presidido por una mujer en el país. Cabe mencionar que este es un esfuerzo de todos y todas por la lucha de una patria mejor donde la equidad y la igualdad entre todas y todos prevalezca sobre los intereses de unos cuantos, donde todos los niños y niñas que merecen una educación de calidad; donde el derecho a la cultura y a la libertad sean un estandarte de esta nueva envestidura presidencial. Es importante mencionar que la pandemia trajo un rezago educativo y el índice de mujeres que continuaron la educación básica disminuyó, asunto que este gobierno tendrá como un gran reto que atender y repuntar. Estamos seguros de que nuestra presidenta hará historia como la primera y mejor presidenta de México.

En cuanto a lenguaje de genero menciono que, si bien hay voces que declaran que no debía nombrarse presidenta, ella es y será la “PRESIDENTA DE MEXICO”

Es hoy presidenta electa y solo falta el acto de investidura el 1 de octubre para que sea nuestra presidenta Constitucional, cuando rendirá protesta ante los integrantes del poder legislativo que representan al pueblo de México y en la que estarán presentes los integrantes del poder judicial.