/ domingo 6 de octubre de 2024

La presidenta de México, guerrillera en Colombia

El análisis que planteas sobre la referencia de Gustavo Petro hacia Claudia Sheinbaum y su posible vínculo con el M-19 tiene varias aristas interesantes. En primer lugar, hay una confusión o una posible exageración en las declaraciones de Petro, ya que no existen registros de que Claudia Sheinbaum haya sido miembro de alguna guerrilla, y mucho menos del Movimiento 19 de Abril (M-19) de Colombia, que fue una organización guerrillera colombiana de izquierda, donde Petro militó antes de su desmovilización en 1990.

Sheinbaum, como se sabe, tiene una trayectoria política vinculada al movimiento estudiantil y de izquierda en México, pero no se ha mencionado su participación en movimientos armados como el M-19. Este tipo de declaración, si bien puede haber sido una metáfora o una forma retórica de Petro para conectar sus historias de lucha y resistencia política, ha generado confusión. La trayectoria política de Sheinbaum ha estado marcada por su participación en el activismo estudiantil, el PRD y más recientemente en Morena, el partido de López Obrador.

Sobre el simbolismo de "dos tazas":

Petro hace referencia a una frase popular que implica que, cuando alguien no quiere algo, acaba recibiendo más de lo mismo. En este contexto, se refiere al hecho de que dos exguerrilleros, Petro y él mismo (por su pasado en el M-19), han alcanzado las presidencias en América Latina, lo que para algunos sectores podría ser visto como una amenaza o una reafirmación de un giro hacia la izquierda. Aunque este tipo de comparaciones simplifican las trayectorias personales y políticas de ambos líderes.

La guerrilla del M-19 en Colombia fue responsable de acciones como la toma del Palacio de Justicia en 1985, una de las más trágicas y violentas del conflicto armado colombiano, pero no hay evidencia de que Sheinbaum haya participado en ningún grupo de ese tipo en México. De hecho, su activismo ha estado siempre enmarcado en la política institucional.

El contexto mexicano de los 70 y 80:

En ese periodo, el país experimentó una serie de movimientos guerrilleros, inspirados en la Revolución Cubana y el Che Guevara. Sin embargo, el activismo de Sheinbaum se concentró en el ámbito estudiantil y político, particularmente desde el PRD, y luego junto a Andrés Manuel López Obrador. No hay evidencia que conecte a Sheinbaum con la vía armada en esa época.

Sobre el dilema entre la lealtad a Obrador y la responsabilidad propia:

Este es un debate que seguramente marcará el mandato de Sheinbaum (en caso de que llegue a ser presidenta). Si bien ha mostrado gran afinidad y cercanía con las ideas de López Obrador, una pregunta clave será si podrá construir un liderazgo propio que trascienda el "obradorismo" o si se limitará a seguir su línea política. El riesgo de perpetuar un estilo de gobierno que concentre poder, polarice a la sociedad y militarice ciertas funciones del Estado es un desafío para su posible gobierno.

Finalmente, el texto toca una preocupación que ha sido recurrente en los análisis de gobiernos de izquierda en América Latina: la tentación de concentrar el poder y debilitar los contrapesos democráticos. El desafío para Sheinbaum será demostrar si puede construir un gobierno que responda a las demandas de justicia social sin sacrificar las libertades democráticas y el equilibrio de poderes, un reto que no solo enfrentan los gobiernos de izquierda, sino cualquier proyecto político que aspire a cambios estructurales profundos.


Analista político

@jalcants

El análisis que planteas sobre la referencia de Gustavo Petro hacia Claudia Sheinbaum y su posible vínculo con el M-19 tiene varias aristas interesantes. En primer lugar, hay una confusión o una posible exageración en las declaraciones de Petro, ya que no existen registros de que Claudia Sheinbaum haya sido miembro de alguna guerrilla, y mucho menos del Movimiento 19 de Abril (M-19) de Colombia, que fue una organización guerrillera colombiana de izquierda, donde Petro militó antes de su desmovilización en 1990.

Sheinbaum, como se sabe, tiene una trayectoria política vinculada al movimiento estudiantil y de izquierda en México, pero no se ha mencionado su participación en movimientos armados como el M-19. Este tipo de declaración, si bien puede haber sido una metáfora o una forma retórica de Petro para conectar sus historias de lucha y resistencia política, ha generado confusión. La trayectoria política de Sheinbaum ha estado marcada por su participación en el activismo estudiantil, el PRD y más recientemente en Morena, el partido de López Obrador.

Sobre el simbolismo de "dos tazas":

Petro hace referencia a una frase popular que implica que, cuando alguien no quiere algo, acaba recibiendo más de lo mismo. En este contexto, se refiere al hecho de que dos exguerrilleros, Petro y él mismo (por su pasado en el M-19), han alcanzado las presidencias en América Latina, lo que para algunos sectores podría ser visto como una amenaza o una reafirmación de un giro hacia la izquierda. Aunque este tipo de comparaciones simplifican las trayectorias personales y políticas de ambos líderes.

La guerrilla del M-19 en Colombia fue responsable de acciones como la toma del Palacio de Justicia en 1985, una de las más trágicas y violentas del conflicto armado colombiano, pero no hay evidencia de que Sheinbaum haya participado en ningún grupo de ese tipo en México. De hecho, su activismo ha estado siempre enmarcado en la política institucional.

El contexto mexicano de los 70 y 80:

En ese periodo, el país experimentó una serie de movimientos guerrilleros, inspirados en la Revolución Cubana y el Che Guevara. Sin embargo, el activismo de Sheinbaum se concentró en el ámbito estudiantil y político, particularmente desde el PRD, y luego junto a Andrés Manuel López Obrador. No hay evidencia que conecte a Sheinbaum con la vía armada en esa época.

Sobre el dilema entre la lealtad a Obrador y la responsabilidad propia:

Este es un debate que seguramente marcará el mandato de Sheinbaum (en caso de que llegue a ser presidenta). Si bien ha mostrado gran afinidad y cercanía con las ideas de López Obrador, una pregunta clave será si podrá construir un liderazgo propio que trascienda el "obradorismo" o si se limitará a seguir su línea política. El riesgo de perpetuar un estilo de gobierno que concentre poder, polarice a la sociedad y militarice ciertas funciones del Estado es un desafío para su posible gobierno.

Finalmente, el texto toca una preocupación que ha sido recurrente en los análisis de gobiernos de izquierda en América Latina: la tentación de concentrar el poder y debilitar los contrapesos democráticos. El desafío para Sheinbaum será demostrar si puede construir un gobierno que responda a las demandas de justicia social sin sacrificar las libertades democráticas y el equilibrio de poderes, un reto que no solo enfrentan los gobiernos de izquierda, sino cualquier proyecto político que aspire a cambios estructurales profundos.


Analista político

@jalcants