Nos ha tocado vivir en el siglo XXI. Algunos nacieron en él, otros más en el pasado, estos últimos soñábamos en un mundo justo, igualitario, solidario, con una economía suficiente en los hogares, con un mayor grado de felicidad para nuestros hijos y nietos. Sin embargo, la realidad se nos presenta altamente preocupante.
Queremos entender cómo un pequeño grupo de familias desean concentrar más y más riqueza a costa de la pobreza de millones, inclusive de la muerte de seres humanos y de nuestro planeta.
Un ejemplo de ello sucede en Medio Oriente, es esta región en donde un país poderoso, Israel, apoyado por otras naciones como Estados Unidos y aliados de la Unión Europea, muy comprometida en la carrera armamentista que incrementa la riqueza de los dueños de la industria de la guerra, apoyan el genocidio contra el pueblo palestino. Todos ellos se encargan de proteger al gobierno de Israel en todos los frentes que abre en los países vecinos a Palestina, con el fin de apoderarse de territorios, promoviendo la industria bélica con la construcción de armamento destructor cada vez más sofisticado.
Armamento de guerra construido en Estados Unidos y enviado a Israel es utilizado para bombardear indiscriminadamente a la población civil con el pretexto de acabar con el terrorismo. Palestina esa tierra, ese pueblo que Israel quiere desaparecer es noticia todos los días, las muertes de niñas y niñas, mujeres y hombres civiles que mueren, es cotidiana.
El sufrimiento del pueblo palestino es inmensamente profundo: huérfanos de guerra, mutilados, heridos, hambruna, enfermedades, falta de agua, de medicamentos, falta de vivienda, de todo. Y, qué hace el mundo para parar esto, qué hacen los gobiernos, algunos encarcelan a los manifestantes que protestan en las calles y en las universidades contra esta injusticia atroz. Un mundo al revés.
Ahora Israel abre un frente de guerra contra Líbano, país vecino protector de palestinos que han luchado contra el apartheid en su tierra. Decenas de personas murieron y, miles resultaron heridas por un método terrible utilizado por el gobierno israelí, aparatos conocidos como beepers y walkie talkies explotaron en calles y centros comerciales del Líbano, esto es terrorismo utilizado en el país vecino. Israel no tiene límites y manifiesta al mundo que supuestamente hay sospechosos de pertenecer a Hezbolá (Grupo contra el apartheid en Palestina).
En estos actos han muerto civiles libanes que nada tienen que ver con los conflictos. En los últimos días bombardeos a pueblos libaneses y a la mis misma capital, Beirut, han sido frecuentes.
Yemen, otro país que se ha manifestado en apoyo de Palestina, ha sido foco de bombardeos a sus pueblos y ciudades en represalia por ataques de yemenitas en el Mar Rojo a barcos que llevan armamento de las potencias armamentistas al ejército israelí para utilizarlas en la franja de Gaza contra la población palestina.
La situación en medio oriente se agrava con un nuevo frente sionista que ataca Irán de manera directa. Estos hechos involucran a un nuevo país, pero a diferencia de Palestina, Yemen y Líbano, Irán es una nación con poder de reacción.
La dirección del conflicto no ve la salida y si las potencias económicas del mundo occidental pretenden desatar una guerra a mayor escala, para desarrollar aún más la producción armamentista que es su negocio, nuestros sueños de paz y armonía se diluyen.
Las guerras promueven la pobreza, la migración, las enfermedades, la muerte, se excusan con pretextos triviales y absurdos. ¿Quién podría justificar las muertes, mutilaciones, hambre, enfermedad de miles de niños palestinos? ¿Quién podría justificar el cierre de ayuda humanitaria para los palestinos que sobreviven en Gaza y que no les permiten salir a otros países ni por tierra ni por mar.
La única razón que tiene el Gobierno Israelí es eliminar a todo el pueblo palestino que en este momento se encuentra contra la espada y la pared en su misma tierra.
Los sueños míos, los sueños de miles, se topan con esta terrible realidad.