Hoy me levanté pensando que como cada año los muertos llegan, con todo el significado de esta fiesta para honrar a la vida en su continuidad al partir, trato de poner mi altar lo más apegado a la tradición, esa que nos dice que debemos representar en él, cielo e infierno y si deseamos hasta el purgatorio, por eso es que los altares de muertos se construyen con siete niveles aunque la mayoría sólo pongamos dos niveles o tres y para eso, pondré dos mesas e improvisaré papel y las flores de cempasúchil, ya que por acá en este vecino país del norte no resulta fácil obtenerlas, ahí honraré recordando la partida de abuelos, bisabuelos, padres, hermanos, sobrinos y amigos que ya se fueron, mas no les lloraré porque les recuerdo vivos en sus detalles, en el amor de mi abuelo y mis padres; en el repelar constante de la abuela, en la lucha diaria por vivir de mi adorada sobrina, en las ganas de vivir de mi hermano Vitito, en la partida de amigos y amores que no volverán, por eso, este día como todos los que me queden de existencia, honro a la vida, la presente y la que vendrá con alegría, prendo mis velas y rezo porque no tengo muertos en mi vida tengo ausencias presentes en su recuerdo, prendo el incienso pues copal no encuentro y pongo mi cruz de sal para que purifique a mis ausentes, añado el papel morado que significa luto en mi religión y el naranja que es el luto azteca y añado la flor de cempasúchil formada en arco para representar el sol como dador de luz y para evocar a mis ausentes sus retratos para que siempre estén presentes y les haré un camino con el pétalo de cempasúchil para que encuentren el camino al cielo, segura que ahí están y a falta de copal prendo incienso para que se purifiquen sus almas y de paso la mía, prendo las velas para ayudar a su espíritu a encontrar la guía que les conduce y agua para purificarlas y calmar la sed de quienes nos visitan además del agua pongo tequila y vino tinto aunados a una buena comida como aquellas que en vida gozábamos, así, en este día no tendré lágrimas, aunque, la verdad, cada día me convenzo más que algo falta en este país y que el Universo nos lo está cobrando, ahí está ahora el huracán que devastó Guerrero con sus desaparecidos y muertos, recordándonos que no solo Acapulco es Guerrero que múltiples poblados fueron devastados y su gente pide y grita por comida, atención médica y luz, si algo ha marcado este sexenio es la lentitud de respuesta en muchos ámbitos y esta tragedia no ha sido la excepción y la “fallida” visita de nuestra máxima autoridad y las máximas autoridades de seguridad que con él viajaban perdiendo tiempo invaluable en las decisiones para aliviar el desastre, entretenidos en mover un jeep del ejército del lodazal mientras que para llegar a la mañanera si se debe haber tomado helicóptero pues de otra forma no se habría podido llegar a su sitio; mientras la mayoría desconocemos si fue un distractor más para no enfrentar otra tragedia que nadie deseaba y que probablemente podían haberse prevenido las consecuencias devastadoras de haberse actuado con atención o si es consecuencia de la desaparición de uno más de los fideicomisos o si es ineptitud de asesores, lo cierto es, que se llevó a más gente de la que se anuncia y no podrá existir agradecimiento para nadie por los momentos vividos y encontraremos una vez más con tristeza, los recuerdos del pasado y de quienes todo perdieron incluyendo a sus desaparecidos y cómo en este sexenio no somos fan de nuestra Guadalupana y ante la madre naturaleza nadie escapa de su ira…. ni el Osito Bimbo ni el Chapulín Colorado lograron salvarnos de la ineptitud para prevenir y resolver lo acontecido, como nos hemos transformado de ser un pueblo solidario en uno vandálico, demostramos en este momento del lado no maravilloso de las personas al vandalizar comercios que podrían haber sido apoyo para muchos de los ciudadanos tornando así la realidad en escasez de alimentos, gente desesperada en caos y no lo que nos dicen, tal vez sea momento de reflexionar sobre las pequeñas cosas de la vida el valor de un vaso de agua, de dormir en tu cama, de estar vivos, de tener un pan que comer, de evitar quejas y críticas, de tener un vestido, en fin de todo aquello que nos hace vivir a pesar de las tragedias, pues en este momento Guerrero incluyendo Acapulco y sus pequeños pueblos están devastados y reconociendo el valor de esas pequeñas cosas, pongamos barbas a remojar en estas trascendentales celebraciones y aprendamos a ser solidarios y votar por quienes se ocupen de su población y prevengan el caos, mientras yo intento apoyar en lo poco que será mucho en este momento agradeciendo su lectura y esperando comentarios en angeldesofia@hotmail.com
Hoy me levanté pensando que como cada año los muertos llegan, con todo el significado de esta fiesta para honrar a la vida en su continuidad al partir, trato de poner mi altar lo más apegado a la tradición, esa que nos dice que debemos representar en él, cielo e infierno y si deseamos hasta el purgatorio, por eso es que los altares de muertos se construyen con siete niveles aunque la mayoría sólo pongamos dos niveles o tres y para eso, pondré dos mesas e improvisaré papel y las flores de cempasúchil, ya que por acá en este vecino país del norte no resulta fácil obtenerlas, ahí honraré recordando la partida de abuelos, bisabuelos, padres, hermanos, sobrinos y amigos que ya se fueron, mas no les lloraré porque les recuerdo vivos en sus detalles, en el amor de mi abuelo y mis padres; en el repelar constante de la abuela, en la lucha diaria por vivir de mi adorada sobrina, en las ganas de vivir de mi hermano Vitito, en la partida de amigos y amores que no volverán, por eso, este día como todos los que me queden de existencia, honro a la vida, la presente y la que vendrá con alegría, prendo mis velas y rezo porque no tengo muertos en mi vida tengo ausencias presentes en su recuerdo, prendo el incienso pues copal no encuentro y pongo mi cruz de sal para que purifique a mis ausentes, añado el papel morado que significa luto en mi religión y el naranja que es el luto azteca y añado la flor de cempasúchil formada en arco para representar el sol como dador de luz y para evocar a mis ausentes sus retratos para que siempre estén presentes y les haré un camino con el pétalo de cempasúchil para que encuentren el camino al cielo, segura que ahí están y a falta de copal prendo incienso para que se purifiquen sus almas y de paso la mía, prendo las velas para ayudar a su espíritu a encontrar la guía que les conduce y agua para purificarlas y calmar la sed de quienes nos visitan además del agua pongo tequila y vino tinto aunados a una buena comida como aquellas que en vida gozábamos, así, en este día no tendré lágrimas, aunque, la verdad, cada día me convenzo más que algo falta en este país y que el Universo nos lo está cobrando, ahí está ahora el huracán que devastó Guerrero con sus desaparecidos y muertos, recordándonos que no solo Acapulco es Guerrero que múltiples poblados fueron devastados y su gente pide y grita por comida, atención médica y luz, si algo ha marcado este sexenio es la lentitud de respuesta en muchos ámbitos y esta tragedia no ha sido la excepción y la “fallida” visita de nuestra máxima autoridad y las máximas autoridades de seguridad que con él viajaban perdiendo tiempo invaluable en las decisiones para aliviar el desastre, entretenidos en mover un jeep del ejército del lodazal mientras que para llegar a la mañanera si se debe haber tomado helicóptero pues de otra forma no se habría podido llegar a su sitio; mientras la mayoría desconocemos si fue un distractor más para no enfrentar otra tragedia que nadie deseaba y que probablemente podían haberse prevenido las consecuencias devastadoras de haberse actuado con atención o si es consecuencia de la desaparición de uno más de los fideicomisos o si es ineptitud de asesores, lo cierto es, que se llevó a más gente de la que se anuncia y no podrá existir agradecimiento para nadie por los momentos vividos y encontraremos una vez más con tristeza, los recuerdos del pasado y de quienes todo perdieron incluyendo a sus desaparecidos y cómo en este sexenio no somos fan de nuestra Guadalupana y ante la madre naturaleza nadie escapa de su ira…. ni el Osito Bimbo ni el Chapulín Colorado lograron salvarnos de la ineptitud para prevenir y resolver lo acontecido, como nos hemos transformado de ser un pueblo solidario en uno vandálico, demostramos en este momento del lado no maravilloso de las personas al vandalizar comercios que podrían haber sido apoyo para muchos de los ciudadanos tornando así la realidad en escasez de alimentos, gente desesperada en caos y no lo que nos dicen, tal vez sea momento de reflexionar sobre las pequeñas cosas de la vida el valor de un vaso de agua, de dormir en tu cama, de estar vivos, de tener un pan que comer, de evitar quejas y críticas, de tener un vestido, en fin de todo aquello que nos hace vivir a pesar de las tragedias, pues en este momento Guerrero incluyendo Acapulco y sus pequeños pueblos están devastados y reconociendo el valor de esas pequeñas cosas, pongamos barbas a remojar en estas trascendentales celebraciones y aprendamos a ser solidarios y votar por quienes se ocupen de su población y prevengan el caos, mientras yo intento apoyar en lo poco que será mucho en este momento agradeciendo su lectura y esperando comentarios en angeldesofia@hotmail.com