La importancia del deporte en el mundo se demuestra en toda su amplitud en los juegos olímpicos, los realizados este 2024 no fueron la excepción. Vimos desfilar a cientos de hombres y mujeres cuya pasión por el deporte ha mostrado lo mejor de la humanidad en competencias increíbles; revelando hasta dónde las capacidades se pueden desarrollar cuando hay dedicación personal, pero también condiciones en el entorno social que motivan el espíritu para alcanzar grandes logros.
Me detengo a admirar la participación de Cuba, de ese país al que se le han impuesto barreras totalmente injustificables para limitar su crecimiento económico y con ello impactar todas las esferas de la actividad de sus habitantes, debido a un bloqueo asfixiante que pretende rendir a ese país caribeño que ha demostrado durante décadas su voluntad de avanzar pese a las criminales agresiones para tratar de vencer su dignidad.
Su historia olímpica abarca desde su primera presencia en París en 1900, a lo largo de los años Cuba ha participado en 22 ediciones de los juegos olímpicos.
Antes del triunfo de la Revolución de 1959 Cuba había obtenido 6 medallas, 4 de oro y 2 de plata. A partir de 1960 el deporte cubano tuvo un despegue impresionante, sus delegaciones fueron las que más medallas obtuvieron entre todos los países de América Latina. Hasta esta última edición en París 2024, Cuba con aproximadamente 10 millones de habitantes ha cosechado 82 medallas de Oro, 68 de plata y 88 de bronce. Ocupa el lugar 16 por el número de medallas obtenidas y Brasil, con 200 millones de habitantes le sigue en el lugar 27. Si bien Brasil en esta última edición obtuvo un mayor número de medallas, 20 en total lo que es de reconocer, Cuba se mantuvo en segundo lugar en América Latina con 9 preseas. Es importante recordar que en Barcelona en 1996 obtuvo 31 medallas, en Beijing 2008 30 medallas, en Sídney 2000 29 medallas.
Sin duda la agudización del bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos y sus aliados, el colocarla en una lista absurda de países que promueven el terrorismo, así como intensificar las agresiones de todo tipo, como no permitir que entren divisas al su territorio ni materias primas, refacciones, maquinaria ni medicamentos; a lo que se suma el embargo de cuentas bancarias que pudiera tener en otros países, todo lo cual provoca limitaciones económicas que aíslan a Cuba de manera literal y casi absoluta.
En la última sesión donde se trató tan importante tema la Asamblea General de Naciones Unidas votó por amplia mayoría a favor de una resolución que condena el embargo comercial a Cuba iniciado en 1962 por el gobierno de Estados Unidos.
185 países han votado a favor de la resolución, mientras que Estados Unidos e Israel votan en contra, política a la que ahora se suma la abstención del gobierno de Ucrania.
Qué importante es que esta barrera totalmente inhumana se termine por sus nefastas consecuencias en la vida del pueblo cubano lo que incluye el retorno a la plenitud de los deportistas que se desplegará con todo su potencial por bien de Cuba, de América Latina y del mundo.
El deporte, particularmente el olímpico, tiene como finalidad propiciar la unión entre los pueblos, la competencia leal entre los deportistas y la colaboración en la formación en los atletas de las diferentes disciplinas mostraría retos interesantes a superar.
La dignidad de Cuba se hace patente en las competencias olímpicas que, pese a las condiciones descritas, desarrollan el deporte fundamentalmente por la voluntad de su pueblo, de su gente y de su gobierno. Esto se refleja en Mijaín López Núñez, único deportista que ha obtenido cinco medallas de oro al convertirse en campeón olímpico en una disciplina individual por quinta vez consecutiva, después de sus triunfos en Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020; en Erislandy Álvarez con medalla de oro; en Yusneylis Guzmán medalla de plata, y en las y los deportistas cubanos con medalla de bronce en este 2024.
La esperanza de Cuba como pueblo insigne en el deporte de América Latina es la de liberarse de bloqueos y condenas arbitrarias, de no ser castigado por ser libre y soberano, por decidir su propio destino, lo que le permitirá desplegar toda su potencialidad.
Es el sueño de todos los pueblos del mundo, el poder competir entre naciones mediante el deporte, para promover la paz y la armonía del mundo, que es también nuestra esperanza.