/ miércoles 21 de agosto de 2024

Clara y Johannes

“¿Sufre más aquel que espera siempre que aquel que nunca esperó a nadie?” Pablo Neruda

Hace tres semanas en este espacio, en la columna titulada “Clara y Robert” mencioné que “la relación compleja con su esposo (de Clara Wieck con Robert Schumann) y con Johannes Brahms merece capítulo aparte”. En pocos renglones rasgueo algo de esta dependencia afectiva y musical.

Brahms, un hombre recatado y en cierto modo tímido, cuya vida académica en la Universidad la compartía con la composición de sus primeras obras, a los 20 años mostró algunas de ellas y decidió consultarlas con Robert Schumann que gozaba de gran prestigio como compositor, el maestro se impresionó tanto de su asombrosa calidad que decidió escribir un artículo enalteciendo al joven Johannes que no había escrito nada más allá de pequeñas obras de cámara. Mi parecer es que ese hecho abrió dos caminos paralelos para el naciente famoso compositor comparable con Beethoven. Uno estrictamente musical, cabiendo señalar la modestia cercana a sumisión de Johannes puesto que no publicaba una obra si no la consultaba previamente con Robert y en particular con su bella esposa Clara, la excelsa pianista a la que pedía con frecuencia consejo que influyó llevarlo al pedestal de la fama. A Brahms no le afectó el éxito, una muestra es que al llevar a Robert y a Clara su Concierto núm. 2 para piano y orquesta, lo llamó “muy pequeño concierto” y es el concierto para piano más extenso que conocemos. El “muy pequeño concierto” contiene una parte con extraordinario desarrollo entre los movimientos primero y el lento. Es una portentosa obra de la música clásica.

El otro camino lo condujo a relacionarse emocionalmente con Clara Schumann, una correspondencia sentimental estrecha que se dice fue una historia de amor como lo muestran las cartas enviadas y recibidas por ambas partes en que se aprecian tintes excesivamente afectuosos y la mutua admiración del uno al otro. Vale también mencionar la Sonata para piano solo núm. 2 de fa sostenido mayor dedicada a Clara, así como varias obras del corpus de Brahms. Sin embargo, es preciso señalar el respeto al matrimonio de Clara y Robert que se prolongó hasta después de la muerte de Robert en un manicomio como lo señalé con anterioridad.

Sócrates, un filósofo ágrafo ya que nunca escribió, por la obra de Platón conocemos su sabio pensamiento filosófico donde señaló que el alma es un algo característico del hombre y sede del pensamiento y los valores morales. Es ahí donde sitúo la relación de Clara y Johannes. Un valor que Platón lo describe como aspiración al bien y que su perfección se alcanza gracias a la procreación, pero también describió el amor puro y espiritual en que la persona que ama, no solo va a amar la belleza simple, se va a concentrar en buscar lo bello del alma de lo que ama, lo que damos en llamar amor platónico que idealiza y cree que el amor es incansable como fue la pasión de Johannes hacia Clara que nunca lo manifestó más allá de componer música inspirada en una mujer muy hermosa, pero, sobre todo, en lo que con seguridad Brahms vio en ella, un amor incansable de gran belleza interior, de gran belleza espiritual. “No son los ojos lo que ven, sino lo que nosotros vemos por medio de los ojos” decía Platón.

Una historia de amor inspirada en la perfección de los sentimientos del alma señalado por Sócrates. Un amor de Clara Schumann y Johannes Brahms consagrado al bien y ajustado a la templanza y a la justicia como lo relató el médico Erixímaco en la obra cumbre de Platón “El banquete”.

flokay33@gmail.com

“¿Sufre más aquel que espera siempre que aquel que nunca esperó a nadie?” Pablo Neruda

Hace tres semanas en este espacio, en la columna titulada “Clara y Robert” mencioné que “la relación compleja con su esposo (de Clara Wieck con Robert Schumann) y con Johannes Brahms merece capítulo aparte”. En pocos renglones rasgueo algo de esta dependencia afectiva y musical.

Brahms, un hombre recatado y en cierto modo tímido, cuya vida académica en la Universidad la compartía con la composición de sus primeras obras, a los 20 años mostró algunas de ellas y decidió consultarlas con Robert Schumann que gozaba de gran prestigio como compositor, el maestro se impresionó tanto de su asombrosa calidad que decidió escribir un artículo enalteciendo al joven Johannes que no había escrito nada más allá de pequeñas obras de cámara. Mi parecer es que ese hecho abrió dos caminos paralelos para el naciente famoso compositor comparable con Beethoven. Uno estrictamente musical, cabiendo señalar la modestia cercana a sumisión de Johannes puesto que no publicaba una obra si no la consultaba previamente con Robert y en particular con su bella esposa Clara, la excelsa pianista a la que pedía con frecuencia consejo que influyó llevarlo al pedestal de la fama. A Brahms no le afectó el éxito, una muestra es que al llevar a Robert y a Clara su Concierto núm. 2 para piano y orquesta, lo llamó “muy pequeño concierto” y es el concierto para piano más extenso que conocemos. El “muy pequeño concierto” contiene una parte con extraordinario desarrollo entre los movimientos primero y el lento. Es una portentosa obra de la música clásica.

El otro camino lo condujo a relacionarse emocionalmente con Clara Schumann, una correspondencia sentimental estrecha que se dice fue una historia de amor como lo muestran las cartas enviadas y recibidas por ambas partes en que se aprecian tintes excesivamente afectuosos y la mutua admiración del uno al otro. Vale también mencionar la Sonata para piano solo núm. 2 de fa sostenido mayor dedicada a Clara, así como varias obras del corpus de Brahms. Sin embargo, es preciso señalar el respeto al matrimonio de Clara y Robert que se prolongó hasta después de la muerte de Robert en un manicomio como lo señalé con anterioridad.

Sócrates, un filósofo ágrafo ya que nunca escribió, por la obra de Platón conocemos su sabio pensamiento filosófico donde señaló que el alma es un algo característico del hombre y sede del pensamiento y los valores morales. Es ahí donde sitúo la relación de Clara y Johannes. Un valor que Platón lo describe como aspiración al bien y que su perfección se alcanza gracias a la procreación, pero también describió el amor puro y espiritual en que la persona que ama, no solo va a amar la belleza simple, se va a concentrar en buscar lo bello del alma de lo que ama, lo que damos en llamar amor platónico que idealiza y cree que el amor es incansable como fue la pasión de Johannes hacia Clara que nunca lo manifestó más allá de componer música inspirada en una mujer muy hermosa, pero, sobre todo, en lo que con seguridad Brahms vio en ella, un amor incansable de gran belleza interior, de gran belleza espiritual. “No son los ojos lo que ven, sino lo que nosotros vemos por medio de los ojos” decía Platón.

Una historia de amor inspirada en la perfección de los sentimientos del alma señalado por Sócrates. Un amor de Clara Schumann y Johannes Brahms consagrado al bien y ajustado a la templanza y a la justicia como lo relató el médico Erixímaco en la obra cumbre de Platón “El banquete”.

flokay33@gmail.com

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