Romper el círculo

Amables cinéfilas-os: estamos casi cerrando el año y han llegado de todo tipo de producciones a nuestra cartelera, entre ellas la adaptación de una exitosa novela que ha impactado mundialmente con su desgarrador tema.

Escrita por Christy Hall con la colaboración de Colleen Hoover autora del bestseller del mismo título y dirigida por Justin Baldoni que pasa de la producción a la dirección, para contar la historia de Lily Bloom (Blake Lively) quien cree haber encontrado el amor verdadero con Ryle Kincaid (Justin Baldoni), pero un doloroso incidente desencadena sucesos traumáticos de un lejano pasado, recuerdos con los que debe de tomar decisiones sobre si el amor basta para salvar su matrimonio, máxime si su primer amor reaparece, en tan complejo momento.

El explorado tema de la violencia contra la mujer, que ha sido ya recogido en leyes que sancionan a infractores, a los que se tardó mucho tiempo en reconocer como victimarios, visto que, si desde el Imperio romano el Paterfamilias tenía derecho sobre los miembros de su entorno, se generó una falsa percepción que todo lo que tenía bajo su responsabilidad era también de su dominio, pero tardamos siglos en entender que no es lo mismo y, en atenderlo.

La autodirección es un complicado asunto del que Justin Baldoni sale bien librado, a pesar de su exigente rol, ya que el género melodramático debe de contarse sutilmente para evitar la sobreactuación, lo que también fue sorteado con éxito respecto de la protagonista, lo que es un hito para un debut, augurándole buenas cuentas en el oficio, lo que se agradece, pues siempre será bienvenido el talento.

Sin embargo, existe un problema de casting, porque la juventud de los protagonistas es interpretada de forma no secuencial y ni la actitud ni la similitud física del actor joven ayudan, si bien termina quedando clara la identidad del personaje y, cabe resaltar que es más importante la actitud, sin duda.

Pero la ambientación sí se encuentra meticulosamente cuidada, para generar este clima de bondad que está en la superficie, donde se guardan secretos que pueden cambiar el curso de los acontecimientos, si la verdad aflora.

El montaje tiene éxito, el ir y venir entre historias entrelazadas para darnos el contexto de lo que estamos viendo en pantalla para el tiempo actual, resulta un desafío en cualquier historia, máxime que tenemos una importante brecha generacional que hace necesario el uso de actores diversos para el mismo rol.

Los productores nos entregan una bien construida historia sobre un lacerante asunto que la sociedad arrastra, por lo que ningún esfuerzo por combatirla sobra.

Comentario final: importante siempre mantenernos en la construcción de familias