Caras vemos

Amables cinéfilas-os: estamos ya en el mes patrio, donde por lo menos, en cuanto a la oferta de la cartelera, se inicia en el país la presencia del cine de otras latitudes, como es el caso del Tour de Cine francés, que está por llegar a nuestra ciudad, sin embargo, hoy tenemos una película que está basada en una obra francesa original.

Dirigida por Beto Gómez, con guion de El huevo Charly Barrientos y Aldeni Fraga, cuenta la historia de una familia que sale de vacaciones y experimenta la más extraña de las transformaciones, donde cada uno de sus integrantes se va dando cuenta de que se encuentra en el cuerpo de otro de ellos, por lo que deben de lograr que todo vuelva a la normalidad, mientras intentan, tratando de no morir en el intento, vivir su normalidad, a través del otro, sin que los demás puedan darse cuenta, pero ellos mismos empiezan a darse cuenta de lo que vive el otro, no siempre encontrando lo que desearían.

Se trata de una película que juega con nuestra imaginación y nos lleva por situaciones que desafían la tranquilidad y emociones de los protagonistas, la premisa es interesante, basada en una obra francesa, pero el intento de pasarla a la idiosincrasia de un pueblo diverso, no siempre rinde buenas cuentas.

El elenco está muy bien encabezado por Bruno Bichir, el olvidado hermano menor de esa dinastía histriónica, que, sin embargo, goza de elevado talento, quizá mayor al de su hermano más exitoso, así como por Mariana Treviño, una probada actriz mexicana, siendo ambos un pilar para noveles actores, incluyendo a María Ibarra Paleta, una pequeña actriz infantil que definitivamente sorprende por su asombrosa madurez al tener que interpretar a su madre, en la transmutación que vive esta familia de tantas.

El tono de comedia ante una real tragedia requiere de un exquisito tratamiento para que el espectador, que se encuentra ante la disyuntiva de reírse de penurias ajenas, con las que es difícil empatizar, por inverosímiles, tiene que ser llevado con un excelente ritmo para percibirse en tan inusitada situación y ponerse en los zapatos de esta familia de marras, lo cual es una búsqueda complicada, muy bien lograda siempre por los franceses que son expertos en este tipo de propuestas, principalmente algunos de sus directores.

Los productores nos muestran una verdadera transmutación, puramente ficticia, que nos permite reflexionar acerca de esta tendencia actual de la ideología de género que, básicamente podemos poner en el banquillo de los acusados, porque en la trama, la familia no puede hacer nada para evitar que su ser se encuentre en un cuerpo equivocado, pero la transexualidad implica que tengamos un cuerpo correcto pero nuestra percepción sea otra. Y se sufre igual.

Comentario final: es una película familiar diferente.