/ sábado 20 de abril de 2024

Doña Bartola Montes de Oca y la Comisión de las Escuelas Públicas en la ciudad de Guanajuato, año de 1810.

Continuando con la historia de las mujeres guanajuatenses en la educación, ha sido relevante abordar, las experiencias forjadas por aquellas que participaron como integrantes de la Comisión de las Escuelas Públicas. Como sabemos, a falta de una institución que capacitara a las maestras, antes de la instalación de la Normal Lancasteriana en 1825; en la entonces capital provincial de Guanajuato, existió un órgano político que trabajó desde el Ayuntamiento para examinar al magisterio. Dicha instancia recibió el nombre de Comisión de las Escuelas, la cual siempre tuvo como titular a un personaje masculino. Sin embargo a partir de 1792, cuando fue abierta la 1ª. Escuela Pública de Niñas, se hizo necesario integrar paulatinamente a una “mujer instruida”, en la función de “examinadora” y constatar las habilidades de las maestras en ciertos ramos de enseñanza. Para la época de la cual estamos hablando en Guanajuato, el hecho de que una “mujer leída” ocupara un lugar importante dentro de la Comisión, marcó precedentes sin lugar a dudas.

Una pionera en estos espacios de la instrucción, ha sido Doña Bartola Montes de Oca. De ella, conocemos muy poco a falta de una investigación documental y biográfica profunda; no obstante, las referencias de su papel nos ha llegado, gracias a los informes de las maestras María Lucía Gadea y María Guadalupe Moscoso, escritas en 1813 y en las cuales, mencionaron los pormenores de la examinación que detentaron en 1810, para obtener sus certificados como maestras. Recordemos, que los requisitos ponderados en la provincia de Guanajuato, a las mujeres encaminadas a ejercer la primera enseñanza; fueron haber comprobado su formación en primeras letras y el dominio de la Doctrina Cristiana, el Catecismo, la Escritura y la Lectura, Nociones Matemáticas, Política, Costura y Bordado, tras una intensa “examinación” por parte de los comisionados. Precisamente en 1810, el Lic. Carlos Montes de Oca, futuro primer gobernador de la entidad, detentaba la titularidad de la Comisión de las Escuelas. Cuando realizó la inspección a los establecimientos oficiales de primeras letras, integró a su hermana Doña Bartola, con la intención de que ella se encargara de “observar” y “calificar” a las maestras, en los ramos asignados por cuestión de su sexo a las mujeres. Primeramente, ella debió poseer una instrucción en primeras letras; lo cual me lleva a sostener que en efecto, tuvo que ser una “preceptora certificada”, para ser una de las personalidades que integraron a la Comisión en septiembre de 1810. No cualquier mujer podía aspirar a tal cargo, debido a que tenía que saber todo lo relativo a las técnicas de la costura y el bordado; puesto que los sujetos de su “examinación” eran las “preceptoras” en funciones de enseñanza. En el caso de dichos ramos, se debieron comprobar mediante lo que hoy referimos como “prueba de ejecución”; en la que son presentadas, explicadas y demostradas las habilidades o la pericia en determinados métodos, técnicas que conllevaron un producto. En este último caso, la prenda o indumentaria confeccionada por las maestras.

Así, Doña Bartola por su amplia experiencia y considerando también, el lazo familiar con su hermano el Lic. Carlos Montes de Oca, fue nombrada integrante de la Comisión de las Escuelas Públicas; en una época donde era raro localizar a mujeres, asumiendo posiciones de cierta jerarquía política en los Ayuntamientos.

Con dicho caso, parece que Guanajuato fue una de las excepciones en la otrora Nueva España. La participación de esta destacada mujer, se dio a la par que otras féminas que iban adhiriéndose a la causa insurgente. Pero en la situación de Doña Bartola, fue en aras de la instrucción pública; donde gracias a los informes de las dos directoras mencionadas con anterioridad, conocemos en qué consistió su participación.

Finalmente, al igual que las historias de vida de otras guanajuatenses, hacen falta estudios biográficos acerca de Doña Bartola Montes de Oca; para saber aspectos de su vida, tales como las fechas de su nacimiento y deceso, sus funciones de “instructora” o “examinadora” y más aspectos de su función dentro de la Comisión de las Escuelas Públicas. Lo que sí es innegable, que la decisión de ella, por aceptar y formar parte de una instancia del Ayuntamiento -vinculada con la enseñanza de primeras letras-, abrió el camino a otras mujeres que entre las décadas de 1830 y 1860, fueron integradas como “sinodales” para los exámenes de las egresadas de la Escuela Normal. Sólo el tiempo se encargará de revalorarla y reconocer su legado.

José Juan Pérez Ramos

Continuando con la historia de las mujeres guanajuatenses en la educación, ha sido relevante abordar, las experiencias forjadas por aquellas que participaron como integrantes de la Comisión de las Escuelas Públicas. Como sabemos, a falta de una institución que capacitara a las maestras, antes de la instalación de la Normal Lancasteriana en 1825; en la entonces capital provincial de Guanajuato, existió un órgano político que trabajó desde el Ayuntamiento para examinar al magisterio. Dicha instancia recibió el nombre de Comisión de las Escuelas, la cual siempre tuvo como titular a un personaje masculino. Sin embargo a partir de 1792, cuando fue abierta la 1ª. Escuela Pública de Niñas, se hizo necesario integrar paulatinamente a una “mujer instruida”, en la función de “examinadora” y constatar las habilidades de las maestras en ciertos ramos de enseñanza. Para la época de la cual estamos hablando en Guanajuato, el hecho de que una “mujer leída” ocupara un lugar importante dentro de la Comisión, marcó precedentes sin lugar a dudas.

Una pionera en estos espacios de la instrucción, ha sido Doña Bartola Montes de Oca. De ella, conocemos muy poco a falta de una investigación documental y biográfica profunda; no obstante, las referencias de su papel nos ha llegado, gracias a los informes de las maestras María Lucía Gadea y María Guadalupe Moscoso, escritas en 1813 y en las cuales, mencionaron los pormenores de la examinación que detentaron en 1810, para obtener sus certificados como maestras. Recordemos, que los requisitos ponderados en la provincia de Guanajuato, a las mujeres encaminadas a ejercer la primera enseñanza; fueron haber comprobado su formación en primeras letras y el dominio de la Doctrina Cristiana, el Catecismo, la Escritura y la Lectura, Nociones Matemáticas, Política, Costura y Bordado, tras una intensa “examinación” por parte de los comisionados. Precisamente en 1810, el Lic. Carlos Montes de Oca, futuro primer gobernador de la entidad, detentaba la titularidad de la Comisión de las Escuelas. Cuando realizó la inspección a los establecimientos oficiales de primeras letras, integró a su hermana Doña Bartola, con la intención de que ella se encargara de “observar” y “calificar” a las maestras, en los ramos asignados por cuestión de su sexo a las mujeres. Primeramente, ella debió poseer una instrucción en primeras letras; lo cual me lleva a sostener que en efecto, tuvo que ser una “preceptora certificada”, para ser una de las personalidades que integraron a la Comisión en septiembre de 1810. No cualquier mujer podía aspirar a tal cargo, debido a que tenía que saber todo lo relativo a las técnicas de la costura y el bordado; puesto que los sujetos de su “examinación” eran las “preceptoras” en funciones de enseñanza. En el caso de dichos ramos, se debieron comprobar mediante lo que hoy referimos como “prueba de ejecución”; en la que son presentadas, explicadas y demostradas las habilidades o la pericia en determinados métodos, técnicas que conllevaron un producto. En este último caso, la prenda o indumentaria confeccionada por las maestras.

Así, Doña Bartola por su amplia experiencia y considerando también, el lazo familiar con su hermano el Lic. Carlos Montes de Oca, fue nombrada integrante de la Comisión de las Escuelas Públicas; en una época donde era raro localizar a mujeres, asumiendo posiciones de cierta jerarquía política en los Ayuntamientos.

Con dicho caso, parece que Guanajuato fue una de las excepciones en la otrora Nueva España. La participación de esta destacada mujer, se dio a la par que otras féminas que iban adhiriéndose a la causa insurgente. Pero en la situación de Doña Bartola, fue en aras de la instrucción pública; donde gracias a los informes de las dos directoras mencionadas con anterioridad, conocemos en qué consistió su participación.

Finalmente, al igual que las historias de vida de otras guanajuatenses, hacen falta estudios biográficos acerca de Doña Bartola Montes de Oca; para saber aspectos de su vida, tales como las fechas de su nacimiento y deceso, sus funciones de “instructora” o “examinadora” y más aspectos de su función dentro de la Comisión de las Escuelas Públicas. Lo que sí es innegable, que la decisión de ella, por aceptar y formar parte de una instancia del Ayuntamiento -vinculada con la enseñanza de primeras letras-, abrió el camino a otras mujeres que entre las décadas de 1830 y 1860, fueron integradas como “sinodales” para los exámenes de las egresadas de la Escuela Normal. Sólo el tiempo se encargará de revalorarla y reconocer su legado.

José Juan Pérez Ramos